Rafael Reyes ha protagonizado la primera Puerta Grande del año. Logró el triunfo el pasado fin de semana en la plaza de toros onubense de Lucena del Puerto, donde dejó la impronta de su toreo más puro y se impuso a un duro lote de novillos de Hato Blanco. El novillero cordobés ha sembrado la semilla de lo que será una temporada ilusionante para él.
Sobre el triunfo del sábado comenta que «hemos empezado este año muy pronto. Las sensaciones fueron buenas aunque la novillada tuvo complicaciones. El primer novillo lo maté bien y le corté una oreja. Al segundo lo pinché dos veces, pero si lo hubiera matado a la primera le hubiera cortado dos con mucha fuerza. Es la primera puerta grande y espero que la temporada, como la hemos planteado, vaya a más«.
Para Rafael Reyes esta es «de las temporadas más importantes de mi carrera porque está prevista la alternativa para el mes de septiembre y con el paso nuevamente por Madrid. Sé que mi apoderado José María Lázaro se está moviendo bastante para hacer una buena temporada con una mayor cantidad de festejos. Estoy muy ilusionado y preparado».
«Los días en los que las ilusiones flaquean me acuerdo que hay gente detrás que apuesta y lucha por mí como mi apoderado José María Lázaro»
Para llegar hasta aquí, el novillero ha tenido que caminar por un sendero en el que se ha encontrado con muchas trabas. Asegura que «llevo muchos años en esta profesión. Lo que hace que mantenga viva la llama de la ilusión es el creer mucho en mí y en mis condiciones. Los días en los que las ilusiones flaquean me acuerdo que hay gente detrás que apuesta y lucha por mí. Es el caso de mi apoderado, que está luchando por hacer una temporada con la que cualquier torero soñaría. No puedo defraudarlo ni tampoco a mí mismo».
Su sueño de convertirse en matador de toros le acompaña desde muy temprana edad. Revela que «la afición de mi padre por la Tauromaquia me llevó a conocer este mundo. Soy el menor de tres hermanos, pero ellos nunca se han interesado por esto. Recuerdo que desde muy niño he querido ser torero y a los 11 años me apunté a la Escuela Taurina de Córdoba». Reyes tiene muy clara la meta que quiere alcanzar. «Es una profesión difícil y dura pero es la más bonita que he conocido. Busco hacerme un hueco en el escalafón superior y en las grandes ferias. Quiero poder disfrutar toreando y pillar un pellizco de lo que implica esta profesión».
Define su toreo como «clásico, con gusto en el que busco la profundidad. Después de tantos años en esta profesión, te das cuenta que lo importante es triunfar y sumar orejas. Si hay que banderillear, se hace desde la mayor pureza. Esto implica que a veces te tengas que salir de tu concepto de toreo para que tardes como la de Lucena del Puerto poder salir en hombros».
«El legado que Iván Fandiño me dejó es muy grande. Ahora Néstor García me cuenta todas aquellas cosas que me quedó por saber de él»
En cuanto a sus referentes afirma tener «muchísimos matadores de referencia. Siempre me he fijado en toreros antiguos entre los que destacaría a José María Manzanares padre. También he tenido presente a Finito de Córdoba porque es mi paisano y es de mi mismo corte. Hay toreros muy buenos ahora mismo con los que no comparto el concepto del valor. Le tengo admiración y un respeto profundo a Roca Rey, además de la amistad que nos une».
Además de las figuras citadas, hay un torero que siempre tiene muy presente y que ha sido clave para él. Rafael Reyes confiesa que «hay un matador que me ha marcado muchísimo y que convive conmigo a día de hoy, ya no por su concepto sino por su filosofía de vida y por la amistad que nos unía, como era el maestro Iván Fandiño». La admiración que siente por él se refleja en sus palabras. «El legado que Iván me dejó es muy grande. Esa filosofía tan espartana del toreo que tenía y con la que llegó muy lejos. Pensaba de una manera antes de conocerlo. Después, y tras su muerte, he aprendido muchas cosas. Lo tengo muy presente tanto en lo personal como en lo profesional. Con quien tengo ahora un vínculo muy estrecho es con Néstor García, el que era y será siempre su apoderado. Hablamos de toros, porque como él dice ‘es lo que nos gusta y lo que nos unió’. Me considero un privilegiado porque tengo la suerte de conocerlo y de que me cuente todas aquellas cosas que me quedó por saber de Iván».