Diego San Román reivindicó este sábado en Apizaco, México, su papel de actor protagonista dentro de la nueva hornada de talentos del toreo mexicano. El torero azteca salió en hombros del coso de El Pana después de una faena en la que demostró que en sus muñecas hay toreo caro, más allá de su inmenso valor.
San Román, con ese aplomo y esos talones hundidos en la arena marca de la casa, añadió a la ecuación un toreo templado y vertical, lleno de relajo, para firmar en el cuarto la faena de la noche. Ese trasteo encontró el refrendo de una buena estocada al noble toro de Pepe Garfías y paseó las dos orejas.
Una sumaron tanto Sergio Flores, que exhibió esa muleta de poder y mando habitual en el de Tlaxcala, y Gerardo Rivera, que se metió un auténtico arrimón en el penúltimo astado de la Corrida Monstruo. El Payo, con el peor lote, sólo pudo saludar una ovación.
Plaza de toros de Rodolfo Rodríguez ‘El Pana’, Apizaco, en México
. Tres cuartos de entrada. Toros de Javier Garfias y Montecristo (3º, 5º y 6º), desiguales de presentación y de juego variado.
El Payo (de lila y oro), silencio y ovación.
Sergio Flores (de azul rey y oro), oreja y silencio tras aviso.
Gerardo Rivera (de celeste y oro), ovación y oreja con petición de la segunda.
Diego San Román (de canela y oro), dos orejas y palmas.
FOTOGRAFÍAS: NTR Toros.
