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Publicaciones taurinas que marcaron una época

La Tauromaquia ha sido siempre uno de los temas más recurrentes para los escritores, artistas, músicos y demás personas dedicadas a la cultura de nuestro país. Por su repercusión y su gran alcance en la sociedad, fueron muchos los que se dedicaron a plasmar el mundo taurino en sus escritos y dibujos y, muchos de ellos, fueron usados en algunas de las publicaciones que han ayudado a engrandecer y difundir los toros. En este artículo, vamos a hacer un pequeño homenaje a estas publicaciones y semanarios taurinos, recorriendo las páginas de los que son, para mí, las cinco publicaciones más interesantes de la Historia.

Una de las famosas cromolitografías de La Lidia

REVISTA “LA LIDIA”: LAS MEJORES ILUSTRACIONES DE LA HISTORIA

En primer lugar, vamos a hablar de la publicación que está considerada no sólo como la más importante revista de las dos últimas décadas del siglo XIX, sino de la historia del periodismo taurino español, por la modernidad de su presentación, por la calidad de sus redactores y colaboradores y por la finura de sus bellas estampas cromolitográficas en color que introdujo en la prensa española.

Fundada por Julián Palacios Salinero (-1911), propietario de un establecimiento litográfico madrileño al que dotó de los más modernos adelantos técnicos, quien como su editor-propietario puso al frente de la dirección literaria de la publicación a uno de los más excelentes críticos del momento, Juan Martos y Jiménez, que usó el seudónimo Alegrías. Publica su primer número el domingo 2 de abril de 1882, con el subtítulo de “revista taurina ilustrada con cromos”, y con la nota de que aparecería el día siguiente de cada corrida habida en Madrid.

La suerte del Volapié, recogida en las páginas centrales de “La Lidia”

Cada una de sus entregas estaba formada por dos páginas de tipografía, compuestas a tres columnas e impresas al principio por José María Ducazcal, y otras dos interiores de ilustraciones estampadas en la litografía de Palacios, quien a partir del cinco de abril de 1885 se hará cargo de la completa impresión de la revista. En sus textos reseña las corridas no sólo efectuadas en Madrid sino también en las principales ferias de otras plazas, y además de estas crónicas, publica cartas críticas, editoriales y artículos, datos y anécdotas del toreo antiguo y moderno, estadísticas, noticias breves, epigramas y alguna publicidad, al final, sobre todo de bibliografía taurina.

Fuera de las temporadas taurinas dejaba de editarse, generalmente, desde finales de noviembre a mediados de abril, y durante 1896 redujo su tamaño y pasó a ser una revista semanal ilustrada de arte y literatura. También editará algunos números extraordinarios y un calendario anual.

Un estudioso de la talla de Luis Nieto Manjón la coloca a la cabeza de la edad de oro del periodismo taurino español, ya que en ella convergen un abultado número de los mejores revisteros, escritores e historiadores taurinos de la época, “verdaderos eruditos y maestros”, en palabras de José María de Cossío. Entre el casi centenar de sus firmas, destacan por su gran relevancia una docena, especialmente los considerados tres grandes precursores de la crítica taurina posterior, que además se sucedieron en la dirección de la revista, el ya citado Martos, el también musicólogo Antonio Peña y Goñi, que usó el apodo Don Jerónimo, y el erudito José Sánchez de Neira.

Su director artístico será uno de los más célebres dibujantes y cartelistas taurinos de todos los tiempos, Daniel Perea y Rojas (1834-1909), autor también del mayor número de sus ilustraciones, junto a su hermano Alfredo. Las magníficas litografías al cromo de estos renombrados artistas y otros tantos de artistas también renombrados –en ausencia todavía de la fotografía taurina- constituyen una de las más bellas colecciones de las suertes del toreo, además de retratos de diestros y ganaderos o escenas y costumbres taurinas que marcaron época.

Como reflejo de los bandos irreconciliables de la afición entre los seguidores de los matadores de toros Frascuelo y Lagartijo, a los dos años de su aparición, en el seno de la redacción de La Lidia se produjo una división que dio origen a la aparición de La Nueva Lidia (1884-1886). El lagartijista Martos pasa a dirigir esta, mientras que el frascuelista Peña tomará la dirección de la primera.

En una época en la que en España se llegaron a editar hasta un centenar de periódicos taurinos, la mayor parte de corta vida y siempre durante las temporadas de feria, La Lidia llegó a tirar hasta 20.000 ejemplares. Pero al final de su vida entró en decadencia y el 26 de noviembre de 1900, La Lidia publica su último número, después de 19 años de publicación ininterrumpida. Con este título reaparecerá en Madrid, en 1914, una nueva revista taurina, que no llegará nunca a la fama de su predecesora.

LA EDAD DE ORO EN EL PAPEL: SEMANARIOS “THE KON LECHE” Y “KAFE CON MEDIA”

Nos trasladamos a mi época favorita, la Edad de Oro del Toreo, para hablar sobre dos revistas que llevaron al papel la competencia entre los dos colosos de la época: Joselito y Belmonte. En primer lugar, vamos a comentar algo sobre la revista que más se mantuvo en el tiempo y que más éxito tuvo de las dos: «The Kon Leche» (1912-1916). 

Semanario taurino de carácter satírico, a su peculiar título añade el subtítulo de “krónica tauromaka: se servirá con gotas los domingos entre dos dulces”, y el eslogan “sinceridad, imparcialidad y poca amistad con los toreros”. Como todos sabéis, en esta época la Tauromaquia se convierte en un espectáculo de masas, divididas estas por la rivalidad entre las grandes familias o “dinastías” de matadores de toros, y entre los grandes ganaderos y nuevas figuras. En pleno auge de nuestra Fiesta, se edita esta publicación de ocho páginas, ilustrada con fotografías y dibujos para dar cuenta de los espectáculos taurinos y animar la encarnizada competencia, principalmente, entre los seguidores de Juan Belmonte y José Gómez ‘Gallito’, es decir, entre los ‘belmontistas’ y los ‘gallistas’ en los que estaba dividido el fervor de la afición taurina.

Portada de la revista “The Kon Leche” encumbrando a Joselito como Papa de la Tauromaquia (Hemeroteca Nacional)

Fue editada y dirigida por Kurro Kastañares, seudónimo del gallista Juan Álvarez (1883-1973), y su redactor jefe fue Don Silverio, seudónimo de José Trabado (1885-1946). También colabora César Jalón Aragón (1889-1985), que utilizó el seudónimo Clarito. Claramente a favor de la dinastía de los Gallo, esta publicación tuvo muchísima aceptación entre el público, por sus extraordinarias caricaturas y por un contenido excepcional, si bien como hemos dicho muy gallista, no tan radical como su contrapunto belmontista, de ahí que tuviera mayor éxito.

En segundo lugar, vamos a comentar brevemente la revista «Kafé con Media». Con el subtítulo de “semanario satírico cornudo” es, como hemos dicho, la réplica belmontista a la revista taurina «The Kon Leche», pues utiliza el mismo formato e idéntico diseño, tal como se refleja tanto en la confección de su cabecera como de continúo en los comentarios que publica. Igualmente de ocho páginas, salía los domingos y como director propietario aparece Don Justo, probablemente el seudónimo del crítico taurino Isidro Amorós Manso.

Incluye numerosas fotografías y viñetas, y da cuenta en tono humorístico de la actualidad de la fiesta de los toros. Se decía “azote constante de empresas, ganaderos, diestros y periodistas trapaceros”.

Portada de la revista “Kafé con Media” replicando a la portada de la fotografía anterior (Hemeroteca Nacional)

“TORERÍAS”: LA REVISTA DE LA EDAD DE PLATA

Esta publicación, apareció en tres épocas distintas y en las tres estuvo editada por los propietarios de las conocidas «Gráficas Velasco», imprenta en la que durante décadas se confeccionaron la cartelería y el billetaje de muchas plazas de toros, entre ellas la de Madrid.

«Torerías» fue fundada el 27 de junio de 1920 por los hermanos José y Antonio Velasco Peñas, que ejercieron los cargos de director y administrador, respectivamente, mientras que de la dirección artística se ocupó Enrique Velasco. La primera época transcurrió hasta el año 1936, cuando en el mes de julio apareció el número 849.

Fue la revista de referencia los años previos al estallido de la Guerra Civil, en el periodo conocido como “Edad de Plata” del toreo en el que convivieron toreros de la talla de Marcial Lalanda, Félix Rodríguez o Manolito Bienvenida. Tuvo dos épocas más, pero ya sin el mismo predicamento del que contó anteriormente.

La segunda época comenzó el 3 de mayo de 1952, con el número 850, y en ese momento, algunos ejemplares, se titularon «Toreros-Torerías». Con Miguel Velasco como director artístico, estuvo vigente hasta el número 1050, que llegó a los kioscos en la primavera del año 1956.

La tercera y última época, con cambio de cabecera y nueva numeración a partir del 1, comenzó el 18 de abril de 1972, duró hasta el 27 de junio de ese mismo año y se publicaron únicamente once números. La propiedad seguía siendo de la familia Velasco, y el director fue entonces José Luis Dávila «Pepe Luis».

ZIG-ZAG: EL ARTE EN PORTADA COMO BANDERA

En 1923 nace una de las publicaciones taurinas que más me gustan, la revista Zig-Zag, la cual se presentó en los kioscos durante los dos años siguientes. De ella, se afirmaba, que era la mejor publicación tauromáquica del momento. En algunos números de esta publicación contó con la participación de artistas de la talla de Julio Romero de Torres y Alejandro Ferrant, quienes dibujaron algunas de sus portadas. Entre los colaboradores más conocidos de esta revista se encontraban los nombres de: Corinto y Oro, Gregorio Corrochano, Don Ventura, El Barquero, El Timbalero, Ramón Gómez de la Serna, Eugenio Noel, Uno al Sesgo…; así como los artistas: Bellón, Antonio Casero, Roberto Domingo, K-Hito, Martínez de León, Ruano Llopis…; y, los informadores gráficos, Baldomero y Serrano.

Las portadas eran una auténtica maravilla, muy adelantadas a su época y de un diseño único. El promotor de la misma fue Luis Uriarte Rodríguez, Don Luis, uno de los críticos taurinos más influyentes del siglo XX. Ejerció de revistero en distintas publicaciones desde 1918. Seguramente, su tribuna más influyente fue la de El Liberal, entre 1919-1923. Los años siguientes ocupó el puesto de escritor taurino de La Tribuna.

Además de la revista Zig-Zag, este prolífico aficionado fundó la revista Tauromaquia, cuyo primer número lo dedicó en exclusiva a la muerte de Manuel Granero en la plaza de Madrid, el mes de mayo de 1922. Por desgracia, solo vieron la luz los tres primeros números de este semanario.

REVISTA “EL RUEDO”: EN EL RECUERDO DE TODOS

La vida de la revista «El Ruedo» transcurrió del 2 de mayo de 1944 al 1 de febrero de 1977, del número 0 al número 1696.

En esos 1696 números se sucedieron siete directores: Manuel Fernández Cuesta (1944-1945), Manuel Casanova (1947-1961), Alberto Polo (1961-1967), José María Buguella (1967-1970), Antonio Abad Ojuel (1970 y 1975), Carlos Briones (1970-1975) y Fernando Vizcaíno Casas (1975-1977). De Fernández Cuesta a Briones, la revista perteneció a Prensa del Movimiento, y en 1975 se arrendó a los hermanos Lozano Martín.

El enorme prestigio y difusión alcanzado por «El Ruedo» se sustentó de manera decisiva en tres elementos esenciales: la completa información de la actualidad taurina, la afortunada reproducción de fotografías y la constante aparición de temas de cultura e historia del toreo.

Durante sus primeros años de vida, esta publicación se editó como suplemento del diario deportivo Marca, que en sus páginas incluía una sección taurina también llamada «El ruedo».

Años después, bajo la dirección de Manolo Molés, la revista tuvo una nueva etapa. El número uno apareció el 28 de febrero de 1991 y el número 200 y el último el 15 de agosto de 1995. De la primera etapa, destacar otro de los grandes atractivos de la revista: las portadas, con obras de algunos de los mejores artistas taurinos de la Historia.

CONCLUSIÓN

En un momento en el que lo tecnológico parece relegar a un segundo plano al papel, se hace necesario que en el mundo del toro vuelvan a aparecer publicaciones de este calibre, con un estilo modernista y con colaboradores de primer nivel.

Una de las portadas de revista más icónicas de la historia: el número dedicado a Manolete por “El Ruedo”
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