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Picadores legendarios de la segunda mitad del siglo XX

Volvemos esta semana con la tercera y última entrega de artículos dedicados a picadores que han marcado época, por pertenecer a cuadrillas de toreros importantes o por ser grandes caballistas y férreos piqueros. Para concluir, os traigo la biografía de dos picadores que podríamos enmarcarlos en la segunda mitad del siglo XX, que fueron grandes profesionales y quizás estén un poco olvidados: Antonio Salcedo y Curro Toro.

ANTONIO SALCEDO

Salcedo nació en el madrileño barrio de Chamartín el 8 de octubre de 1922, desde su juventud fue un gran estudiante, acabando con excelentes calificaciones la enseñanza media y que nunca tuvo mucho interés por el campo ni los toros. Con 17 años, según sus propias declaraciones en numerosas entrevistas, no había visto más de dos o tres corridas y a pesar de que su padre se dedicaba al negocio de caballos, no era muy afín a la monta de equinos.

En el verano de 1939, aprovechando las vacaciones de verano, acompañó a su padre y a su hermano a una corrida que, el Gobernador Civil de Albacete, había organizado a beneficio del Auxilio Social. Su padre llevaba los caballos para los picadores y su hermano iba a probar fortuna como picador. Nuestro protagonista, en un alarde de insensatez y chulería, declaró delante de los varilargueros acartelados que los «novillitos» que iban a salir al ruedo eran fáciles de picar y que lo podría hacer cualquiera. El veterano picador «Cartagena», hombre rudo y orgulloso, le respondió que cualquiera sí, pero que el joven Antonio Salcedo no. El madrileño, tocado en su orgullo propio, le apostó al veterano que, si le dejaba todo el equipo, saldría a picar en su lugar.

Antonio Salcedo protagonista de un buen puyazo en la Plaza de Toros de Madrid

Y así es como un joven Antonio Salcedo de 17 años se convirtió en picador: por una apuesta. A pesar de la desastrosa actuación picando los dos toros correspondientes a «Cartagena» en Albacete, en la que estuvo toda la tarde marrando y más tiempo en la arena que montado a caballo, el germen de su profesión y afición había florecido.

Durante los años de 1940 a 1949 estuvo como picador de reserva en la Plaza de Toros de Madrid, los años de aprendizaje que él siempre consideró que lo convirtieron en el infalible picador que la historia recuerda.

Perteneció a las cuadrillas de toreros tan importantes como «Gitanillo de Triana», Pepe Dominguín, Rafael Ortega, Pablo Lozano, Domingo Ortega, Cesar Girón… entre otros.

Siempre estuvo comprometido con su profesión y sus compañeros ocupando cargos directivos en la Unión de Picadores y Banderilleros Españoles, asociación de la que llegó a ser presidente.

Falleció a los 92 años de edad, en febrero del año 2015.

CURRO TORO

Francisco Toro Ramírez, conocido como “Curro Toro”, nació en Lora del Río (Sevilla) el 24 de junio de 1917 y hermano de otro renombrado picador de reses bravas, Martín Toro Ramírez.

Se crio en Palma del Río, en concreto en la finca de Félix Moreno, donde pastaban los famosos Saltillos. Como él mismo deja claro en varias entrevistas que le realizaron, su vida era el campo, a pesar del empeño de sus padres que le enseñaron a leer y escribir, el joven Curro Toro únicamente pensaba en la tauromaquia, y pese a reconocer que toreó en el campo, su vocación plena era ser caballista.

Curro Toro (fotografía vía Gloria C. Toro)

Comenzó tentando en la propia casa de Félix Moreno, para posteriormente hacerlo en casa de Isaías Vázquez y Miura, haciéndose oficialmente picador y garrochista hacia 1942-1943, continuando en las labores ganaderas y de selección en casas de tanta importancia como la de José de la Cámara, Osborne o Pablo Romero.

Su primera actuación en público es en Córdoba en 1943 y a partir de ahí comienza una carrera meteórica que finaliza con más de 40 novilladas y unas 1000 corridas de toros en España, Francia, América y el norte de África, pasando a los anales del toreo del siglo XX como uno de los varilargueros más destacados.

Ha formado parte de las cuadrillas de toreros de primera línea. Entre otros, ha acompañado al gaditano Rafael Ortega, y a los sevillanos Jaime Ostos y Diego Puerta. También fue algunas temporadas con Carlos Corbacho y con «El Litri» realizó alguna temporada americana.

Además de un excelente picador, fue un gran defensor del tercio de varas y de la integridad del espectáculo, protestando en más de una ocasión por la mansedumbre que se estaba implantando en las reses del campo bravo.

De todos los diestros a los que acompañó, su actuación más destacada fue con Diego “valor” a quien acompañó desde 1965 hasta el mes de octubre de 1974, fecha en la que el ya veterano picador, abandonó los ruedos. Un par de curiosidades: ha sido el único varilarguero que le ha dado tres puyazos a un “picador”, y es que en un festival celebrado en Madrid en el que alternaban mano a mano Litri y Aparicio, le tocó picar a un toro con este nombre. Lo que son las cosas, un “Toro” tuvo que recibir la acometida de un “picador”. La otra curiosidad es que su fama le llevó a picar un toro vestido de «calle» en un festival celebrado en Jerez el año 1957 para la grabación de una película.

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