El 21 de diciembre de 1921 nació en Sevilla el ‘Sócrates de San Bernardo’, le recordamos con estas líneas antes de una serie de actos que homenajearán su figura y que desembocará en una gran exposición en el Ayuntamiento de Sevilla
Se cumplen 100 años del nacimiento de un icono de la ciudad de Sevilla. De un referente de la torería. De una figura del toreo indiscutible. Pepe Luis Vázquez fue conocido como el Sócrates de San Bernardo. Su sabiduría, fruto de una intuición descomunal unida a una aguda inteligencia, marcó una época en la historia de la tauromaquia por su personalidad por encima de sus números. Barico firmó en El Ruedo: «Pepe Luis en el toreo, Goya en la pintura, Juan Ramón en la poesía… ¡Arte, señor!». Quizá la mayor expresión artística que ha existido en el toreo, quizá el mayor bastión del sentimiento que atravesó décadas y que sigue conquistando el corazón de los aficionados.
Un concepto único basado en el temple, la naturalidad y la armonía. Una tauromaquia forjada en una infancia llena de ilusiones que tomaron cuerpo en forma de revolcones y lecciones en el matadero municipal de Sevilla, donde trabajaba su padre. Una carrera meteórica marcada por el intenso fuego de la calidad pero sin olvidar una base de técnica. Pepe Luis Vázquez fue un gran conocedor del comportamiento de los toros, gracias a su afición y a la ya mencionada innata intuición. En 1938 toreó de novillero por primera vez en La Maestranza con Manolete. Más de 100 tardes unirían sus trayectorias con la rivalidad anulada por una amistad pura que trascendía a sus encuentros en el ruedo. Su capote, lacio, suelto, vivo y sincero embarcó a los toros por el camino de la naturalidad hasta alcanzar la mayor cota de facilidad y gracia. Con la muleta logró el equilibro entre el poder y la cadencia. Una profundidad aderezada con su garbo personal, tan admirado por todos sus compañeros. Marcial Lalanda, padrino de confirmación de alternativa y apoderado del torero posteriormente, decía de su pupilo: «Pepe Luis fue el torero más hondo en el arte de torear que yo he visto» y añadía «muchos se han distraído con su plástica y no han sabido valorar que fue un gran lidiador».
En 1998 recibió una llamada de Esperanza Aguirre, Ministra de Cultura: «Querido maestro, el Consejo de Ministros ha decidido concederle la Medalla de Oro a las Bellas Artes». El maestro, siempre tan discreto y humilde contestó: «Se lo agradezco mucho pero si han pensado en darle este galardón a algún otro compañero, seguro que le hace más ilusión que a mí». Sus familiares le convencieron para que lo recogiera. Siempre quiso estar en un segundo plano, jamás alardeó de haber logrado ser venerado como el dios rubio de San Bernardo. El emblemático cartucho de pescao de Pepe Luis ha quedado inmortalizado en bronce frente a La Maestranza. La torería eterna de Pepe Luis será reconocida con una serie de actos y con una magna exposición que acogerá el Ayuntamiento de Sevilla en la primavera del 2022.