Apelar a la estoica. No quedó otra esta tarde en Pamplona. La quinta de San Fermín fue pura lija. Como un aguijón o esa espina clavada en la garganta. Muy seria la corrida de José Escolar y muy dura. Complicada de verdad. Tan sólo un puñado de embestidas de salida en el capote del cuarto, que se orientó en un suspiro, y el potable pitón izquierdo del sexto. Lo demás, una quimera. ‘Albaserradas‘ reservones, echando miradas inciertas, gazapeando, midiendo y reponiendo mucho… Con estos «mimbres», la terna sólo -que ya es mucho- pudo apelar a la estoica. Fue un ejercicio de paciencia y resistencia de Joselito Adame, Rubén Pinar y Javier Cortés -el único que tuvo alguna opción en aquel sexto- que derrocharon solvencia para imponerse a una tarde con poco que ganar.
Muy alto y cuesta arriba, asomando los pitones por encima de parte superior de las tablas, con pecho y mucha badana, musculado, estrecho de sienes, pero muy serio, veleto, enseñaba las palas, el que rompió plaza. Con poco recorrido y humillación, echó las manos por delante en el recibo de Joselito Adame. No se empleó en el peto. En banderillas, seguía con la misma alzada. Comenzó por abajo el mexicano, midiendo mucho el toro, siempre se le venía andando e igual que engallado de salida. No tuvo uno por el izquierdo. Muy firme, Adame le robó muletazos -que logró alargar- con el derecho, a base de ganarle un paso entre cada muletazo. Metió la espada con una habilidad pasmosa, algo nada sencillo con este adversario, aunque necesitó del descabello.
Muy largo y bajo, zancudo y con hocico de rata, amplio de cuna, abría mucho la cara el cuarto, que regaló las mejores embestidas de salida, humillando en el capote de Joselito Adame, que se pudo estirar a la verónica. Buen tercio de varas de Óscar Bernal. Se venció en el viaje por el derecho. El ‘Albaserrada‘ midiendo lo suyo y echando miradas desconcertantes en la muleta de Adame. Orientado, desarrolló a mucho peor, reponiendo cada vez más, por lo que el mexicano, con buena técnica, lo enseñó por ambas manos y abrevió. Lo mató de buena media y dos descabellos.
Bajo y más armónico dentro de su gran seriedad, abriendo la cara, largo y con cuello y hocico de rata, el segundo remató mucho en los burladeros de salida. No se pudo estirar, Pinar. Se dejó pegar en el peto y había que llegarle mucho en banderillas, donde se venía andando y midiendo. Brindó al público, nada sencillo, porque fue muy gazapón y reservón. El manchego tiró de recursos para extraer derechazos limpios. De uno en uno, porque había que provocarle la embestida. Más reponedor por el izquierdo, al volver a la diestra, acrecentó este defecto. Cada vez más corto. La estocada, de premios, hizo que asomaran algunos pañuelos. Saludó desde el tercio.
Muy despegado del suelo, alto y zancudo, impresionante por delante, astifino desde la mazorca y con mucha longitud de pitón, amplísimo de sienes. Sin entrega, pero repitió en el capote de Pinar, que lo recibió con una larga. Gazapeando mucho, nunca iba con entrega en las telas. El más reservón de todos. Cortó mucho en banderillas y estuvo a punto de echar mano a Candelas, al que tiró al suelo de un derrote seco. Quite providencial de Adame, muy atento. Comenzó el de Tobarra por alto, muy complicado y con peligro el toro, midiendo una barbaridad. Cada arrancada fue una moneda al aire. Pinar no se aburrió y porfió, queriendo mucho, pero es como pegarse con un muro. Imposible. Tras la media de Pinar, cayó Candelas en la cara del toro, que no le vio por los capotes. Pasó a la enfermería, dolorido en el brazo derecho, pero volvió en un par de minutos al callejón.
Bajo y largo, zancudo, con poco cuello, muy abierto de cuerna, prácticamente cornipaso, muy astifino, el tercero apretó para dentro de salida y no tuvo excesivo recorrido en el percal de Javier Cortés. Cumplió en la primera y salió a su aire en la segunda vara. Se siguió quedando muy corto en banderillas. Brindó al respetable Cortés, que comenzó con la diestra. El ‘Escolar‘ tuvo menos poder que los dos primeros y, aunque prácticamente no pasaba, sin embroque y muy deslucido, dejó estar más. Se justificó el madrileño por los dos pitones y fue por la espada. La media, atravesada y tendida fue suficiente.
Muy abierto de cuerna, cornipaso, el más proporcionado del encierro, asaltillado. Tomó el percal de Cortés con cierto son por el izquierdo. Se repuchó en el segundo puyazo y cortó en banderillas, apretando para dentro bastante. Cortés, de nuevo brindó al público, y trató de aprovechar que por ese pitón izquierdo el de Escolar deparó las mejores embestidas de la tarde. Humilló por ahí. Por el derecho, mucho más agrio. El madrileño basó la faena en la zurda, pero aunque se deslizó el toro, nunca pareció terminar de tomar vuelo su obra. Lo mató de estocada corta y varios golpes de cruceta.
Plaza de toros de Pamplona . Quinta de la Feria de San Fermín. Lleno de ‘No hay billetes’. Toros de José Escolar, muy serios y sumamente astifinos, con mucha arboladura. El 1º, nunca humilló, siempre engallado y midiendo, se venía andando, ni un pase por el izquierdo; el 2º, gazapón y reservón, de poco recorrido y reponiendo; el 3º llegó con menos poder a la muleta, pero apenas pasaba, sin recorrido; el 4º humilló de salida, pero se orientó enseguida y desarrolló a mucho peor, sin recorrido; el 5º, gazapón y el más reservón de todos, cada embestida era una moneda al aire, peligroso; y el 6º, noble por el izquierdo; más áspero por el derecho.
Joselito Adame, (de blanco y oro), silencio en ambos.
Rubén Pinar, (de blanco y plata), ovación tras leve petición y silencio.
Javier Cortés, (de blanco y oro), silencio y silencio tras aviso.
FOTOGRAFÍAS: Emilio Méndez