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Palma: Fandi alegra, Roca asusta y Manzanares templa

El granadino sale a hombros mientras el peruano pierde el triunfo por la espada y el alicantino con el descabello; Entretenida corrida de Luis Algarra

El efecto Roca Rey llegó a la isla. Se notó en la entrada, más cuajada que el día anterior,  un público joven -pese a la prohibición del acceso a menores de edad- que vivió con gran entusiasmo el festejo desde el principio, sabiendo valorar lo bueno. Los tendidos disfrutaron de una completa noche de toros.

Roca Rey se abrió de capa con el tercero que embistió a arreones de salida. Se impuso a base de ganarle terreno, de echar el capote delante, de romperse desde el principio La revolera abrochó el saludo. Quitó por salitelleras por ambos pitones. El peruano se entregó sin excusas desde el principio. Tragó con los derrotes a destiempo, con las pruebecitas de los embroques, con las paradas tras la segunda pierna para buscarle. Lo apabulló con su valor descomunal. Lo afligió metiéndose en su terreno. El toro, como noqueado, lanzó un pitonazo al cielo en un desplante que apunto estuvo de alcanzar en el rostro al peruano. No le importó. Siguió el lío entre los pitones volviendo loca a la gente.

Igual de arreado recibió al sexto, un toro de cómoda presencia aunque con mayor ‘caja’. El peruano se preocupó de engancharlo delante con el capote, de dormirlo por abajo en el embroque, cargando la suerte, volcándose con el pecho. No se ha convertido en ningún estilista pero se le atisba una evolución. Brindó la faena a su apoderado, Roberto Domínguez en su 50 aniversario de alternativa (en este mismo ruedo de manos de José María Manzanares padre y Julio Robles). No sacó el toro el fondo esperado. Después de dos tandas con buena movilidad, se paró en seco para convertirse en protestón con duros derrotes. Si lo hubiera estoqueado al primer encuentro la oreja hubiera sido innegociable.

El Fandi dio espectáculo en su lote. Cuajó dos grandes tercios de banderillas, con reconocimiento unánime. Fue muy celebrado un quite por lopecinas con el que abrió la noche, uno de los más rematados de Algarra. Sin embargo, no pudo disfrutar por el calamocheo constante, por la falta de recorrido y por su tendencia a embestir por dentro. No se cansó de intentarlo en una faena de pura voluntad que inició de rodillas. La contundente estocada ayudó a conceder la oreja.

La mejor versión del granadino apareció con el anovillado cuarto. Un toro con buena clase que aprovechó Fandi en buenas verónicas por ambos pitones después de lancearlo rodilla en tierra. Clásico saludo que prosiguió con un templado quite por chicuelinas. Cuatro pares de banderillas, uno de ellos al violín, otro -el de mayor pureza- por los adentros. Y el desplante en los medios después de pararlo corriendo para atrás. El toro continuó con la misma enclasada condición durante la primera mitad de la faena, en la que Fandila lo movió con suavidad. Cuando echó el cierre llegaron los alardes y desplantes. Otra estocada de las suyas y el trofeo concedido aunque se llegó a pedir la segunda oreja.

Noche de entrega, como es en sí la carrera, del torero granadino que quiso agradar en todo momento a la afición del Coliseo Balear.

El segundo, de nombre Nazareno, no se definió hasta que se quedó con Manzanares. Quizá fuera este el toro de la corrida. La humillación huidiza del saludo se convirtió en entrega y ritmo en la franela del alicantino. Manzanares, que lo fijó en un inicio a media altura pero con autoridad, se preocupó de dejársela siempre en la cara para ligar en largos redondos. Las tandas, en noria, fueron subiendo de intensidad y bajando de velocidad. Faena medida perfectamente rematada con una estocada por alto.

Con máximo relajo paró el alicantino al quinto, un toro de Algarra, humillador pero con el poder contado desde su salida. Óscar Bernal lo cogió en todo lo alto pero en seguida levantó la vara en un castigo mínimo. El toro siguió haciendo las cosas con buen tranco. No tuvo la duración deseada, convirtiéndose la embestida en sosa obediencia. Tanto que Manzanares se preocupó de animarla de diversas formas, la más llamativa: pasándoselo por la espalda. Fue bajando la faena que creció con la estocada. Dio una vuelta al ruedo tras una petición que no terminó de extenderse, quizá el uso del descabello enfrió el ambiente.

FOTO: SARA DE LA FUENTE | PRENSA JOSÉ MARÍA MANZANARES

 

RESEÑA

Plaza de toros de Palma de Mallorca: Coliseo Balear. Viernes, 5 de agosto de 2022. Segunda de feria. Nocturna. Tres cuartos de entrada. Toros de Luis Algarra, correctos de presentación y manejable a excepción del complicado 1º, desclasado 3º y a menos el 6º.

El Fandi, de azul marino y azabache. Pinchazo y estocada (oreja). En el cuarto, estocada algo trasera (oreja con petición de la segunda).
José María Manzanares, de gris perla y azabache. Estocada (oreja con petición de la segunda). En el quinto, estocada corta y un golpe de descabello (vuelta al ruedo tras petición).
Roca Rey, de blanco y oro. Media estocada (oreja). En el sexto, pinchazo, media estocada y dos descabellos (palmas de despedida).

Saludaron Viruta y Antonio Chacón al parear al tercero y sexto respectivamente.

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