Paco Ureña firmó una faena made in Ureña al tercero. Se había dejado prácticamente sin picar al de La Ventana del Puerto el murciano y echó la mano con verdad en una faena llena de entrega y apuesta. El de Lorca sabía que tenía en su mano un posible trofeo y atacó en la suerte suprema para lograr la estocada que pusiera en su mano dicha oreja.
Así, Ureña se volcó y hundió el acero entero, pero, a toro parado, el animal de la divisa charra le lanzó un seco y violento ‘tornillazo’ que lo alcanzó en la parte alta del muslo, casi a la altura del temido triángulo de Scarpa. Salió dolorido y cojeando ostensiblemente, pero no pasó a la enfermería hasta verlo doblar y pasear la oreja. Regresó de allí para matar al sexto y, de nuevo, tras dar la vuelta al ruedo con el trofeo, se puso a disposición de los médicos para calibrar la dimensión real del percance recibido.