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Ocho años de la gesta de Iván Fandiño, el día que se fraguó una leyenda

Hace ocho años en una tarde como hoy, Las Ventas crujían a reventar con dos carteles colgados en la puerta. El de no hay billetes y el de la encerrona de Iván Fandiño. No era miércoles, sino Domingo de Ramos. También era la primera vez que se daba un lleno como tal, en tal fecha y con tal cartel.

Victorino Martín, José Escolar, Partido de Resina, Palha, Adolfo Martín y Cebada Gago fueron las ganaderías elegidas por el torero vizcaíno y Néstor García. Su amigo, compañero de batallas y apoderado. Ambos consiguieron una expectación insólita hasta el momento que volvió a hacer creer en el toreo a muchos que habían perdido la ilusión. Pero en aquella tarde, los astados no acompañaron las ganas del matador.

El Pablo Romero se agotó pronto, el de Adolfo sólo aguantó una tanda por la derecha, salió un deslucido Cebada Gago, un José Escolar que se lazó al caballo desde el centro del ruedo, pero con un carácter áspero imposible en la muleta. El quinto de Victorino fue devuelto por lesión y el Palha sacó la bravura para rajarse después.

Los titulares no le fueron misericordiosos. Aun así, prensa y aficionados coincidieron en la misma idea. Otro toreo era posible y también triunfaba, porque en las gradas se vio. Fue una tarde en la que echó todas sus ganas y que tuvo un significado culmen en la etapa gloriosa de su carrera. Solo la tragedia de su muerte en el sur de Francia le recordó al mundo del toro la verdadera importancia de su obra.

Durante dos años el torero del Pais Vasco copó los puestos más altos del escalafón. Fue triunfador de la Feria de San Isidro en 2011 y en 2012 abrió la Puerta Grande de Fallas con triunfos en Sevilla, Madrid, Bilbao, Arlés, Salamanca, Guadalajara, Pontevedra, Toledo, Dax, Bayona y Mont-de-Marsan. Culminó el año con la Oreja de Oro de Radio Nacional de España como triunfador de la temporada. El final de su carrera saldó con veinte Puertas Grandes en plazas de primera

Podría haber elegido una empresa que limara el áspero camino por el que transitaba y que le pusiera de su parte al sector. Fue fiel a su amigo Néstor y su amigo Néstor a él. Ambos supieron aliarse con un buen compañero de viaje, la plaza de Madrid. Se la ganaron a pulso. ‘Cualquiera que conozca a Iván sabe que es un hombre de retos, de imponerse a sí mismo un gran compromiso ético con su profesión y aquí está la prueba’, expresó el apoderado días antes de la gesta.

Aunque un 29 de marzo de 2015 la Puerta Grande no se abriera para Iván Fandiño, las puertas del recuerdo llevan su llave. Pudo elegir el camino del triunfo, el sillón de la tranquilidad torera. Pero eligió batirse con la dificultad y con las difíciles ganaderías. ‘Mañana seré libre’ dijo un día y así decidió serlo en la encerrona de Madrid.

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