Isaac Fonseca paseó esta tarde en Nimes (Francia) dos orejas del quinto de una encastada corrida de Victoriano del Río, con la que nadie comió pipas en el tendido, pues todo lo que sucedió en el ruedo tuvo importancia. Fue una tarde con mucho contenido esta tercera de la Feria de la Vendimia. Porque Juan Leal paseó una oreja de ley del segundo después de ofrecer una dimensión mayúscula y ser volteado tanto por ese toro como por el cuarto, en el cambiado por la espalda inicial, cuya tremenda paliza obligó a trasladarlo a un hospital para un exhaustivo estudio radiológico. Ese astado lo mató Roca Rey, que paseó una oreja que depositó en la puerta de la enfermería en un gesto torero y de buen compañero.
Se corrió turno en el quinto para no lidiar el peruano dos toros seguidos y Fonseca sorteó otro astado repleto de casta de la ganadería madrileña. Comenzó con un péndulo de rodillas, muy jaleado como el resto del volcánico inicio de trasteo. Ya en pie, el mexicano toreó muy encajado, con mucho aplomo, a su adversario, logrando prolongar las embestidas para dotarlas de profundidad. El epílogo, por bernadinas, de contener el aliento. Tras el espadazo, paseó las dos orejas.
Tras su reciente alternativa en Dax, Isaac Fonseca confirmó este sábado alternativa en otro templo del toreo galo, Nimes, con un toro noble de Victoriano del Río, al que toreó con temple y valor, en una faena basada en el pitón derecho. Sin embargo, la frialdad del tendido de Nimes se palpó más en este toro que abría plaza y tan sólo fue ovacionado.
El segundo fue un animal bravo y encastado, a la altura de los muchos que ha lidiado este año Victoriano del Río. Juan Leal estuvo hecho un tío con él. Desde el inicio en los medios por estatuarios, de contener el aliento, hasta las tandas posteriores, de mano baja, exigiendo mucho al toro, que respondió con bravura. Buen toro. En un cambio de mano, lo prendió de manera espectacualr y, a pesar de la paliza, muy animado por los tendidos, volvió a la cara del toro, sin la chaquetilla para cuajarlo con mayor rotundidad aún. Pena del uso del descabello, que dejó en un trofeo una faena de dos. Importante Leal y el toro de Victoriano.
El cuarto fue un burel manejable y con noble condición. Leal quiso comenzar de nuevo en los medios, esta vez, con el cambiado porla espalda, pero el toro lo arrolló y cogió de fea manera. Pese a la nueva paliza, aún más conmocionado que en la primera, Leal quiso seguir la faena, pero desistió por esa merma y fue llevado a la enfermería. Se quedó Roca Rey con el toro y logró enjaretarle tandas notables que calaron el tendido, por ambos pitones. Lo mató de manera efectiva y recibió un trofeo que no quiso pasear y que colocó en la puerta de la enfermería en señal de respeto al compañero herido. Leal fue derivado a un centro hospitalario para un exhaustivo estudio radiológico.
Justo con el comienzo de la lidia del tercero, toro complejo y con muchas teclas, creció la intensidad del viento y la labor de Roca Rey estuvo condicionada por ambas circunstancias. Quiso mucho el peruano que se la jugó con mucha verdad, pero la faena nunca tomó vuelo.
Cerró plaza otro animal serio, tanto en su trapío como en su comportamiento. Ejemplar exigente y con carbón, que Roca Rey sometió con su muleta hasta conseguir buenos pasajes por ambas manos, a pesar de que el viento, volvió a aumentar. Era de oreja, pero el verduguillo le jugó una mala pasada y perdió premio.
Coliseo Romano, en Nimes (Francia). Tercera de la Feria de la Vendimia. Lleno en los tendidos. Toros de Victoriano del Río, desiguales, pero bien presentados. Encastados, en diferente grado, algunos exigentes de verdad, dieron importancia a todo lo que sucedió en el ruedo.
Juan Leal (de rosa y oro), oreja tras aviso y herido.
Roca Rey (de mandarina y azabache), silencio, oreja en el que mató por Leal, que no paseó y dejó en la puerta de la enfermería, y silencio.
Isaac Fonseca (de crema y oro), que confirmó alternativa, ovación tras aviso y dos orejas.
Incidencias: Tras el paseíllo, sonaron los acordes de La Marsellesa. En banderillas, se desmonteró Paco Leal, en el segundo.