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Nek Romero: ‘Jamás pensé que, jugándome la vida, podría emocionarme tanto como el martes en Valencia’

Nek Romero apenas ha podido pegar ojo la noche después de su gran tarde en Valencia. ‘Habré dormido tres horas como mucho, nos quedamos hablando y repasando todo hasta después de las 4 de la madrugada, analizando todo, y luego me costó dormir, hoy he pasado el día con la familia, tranquilo, hasta la hora de ir a los toros’, comenta sereno, después de convencer a todos en su debut con picadores en el coso de la calle Xátiva: ‘Ojalá en mayo pueda redondear con la espada mi triunfo del martes’.

‘Es lo único que borraría de la tarde, la maldita espada, habría sido un triunfo mucho más contundente que esta oreja si mato los dos novillos’, se lamenta antes de analizar las dos faenas. ‘Fueron dos utreros exigentes, pero agradecidos, tuvieron transmisión y muchas virtudes, del primero me quedo con el saludo capotero, la manera en que conseguí vaciar los muletazos y la estructura de la faena en sí, creo que fue mejor que la de mi segundo, aunque fuera más rotunda y yo también me encontrara mejor que la anterior’, analiza con la mente fría.

Romero se siente ‘muy ilusionado’ con la dimensión que pudo dar el día D, en la hora H. ‘Todo lo que viví es lo que he soñado, y mucho más, decenas de veces desde niño, llegué dispuesto a que pasaran cosas, para un torero de la tierra no tienen explicación como suenan esos «olés» de Valencia, jamás pensé que jugándome la vida, me podría emocionar de esa manera… Si en un remate mirando al tendido, prácticamente se me saltaron las lágrimas‘, confiesa aún con el vello de punta el de Algemesí.

UNA JOYA QUE NO TIENE APODERADOS

Y ahora, ¿qué? ‘Pues nada, ahora seguir entrenando, hoy por ver a la familia y de resaca de la novillada no he entrenado, pues mañana a entrenar dos veces, es lo que toca, yo no llevo nada en esto ni he hecho nada aún, me falta mucho para cuajarme, ojalá algún día pueda ser esa figura que coja el testigo del maestro Enrique Ponce, pero acabo de empezar, lo veo muy lejano’, afirma lleno de humildad.

Y es que Nek Romero, por ahora, no tiene apoderado siquiera. Tampoco ha llamado nadie después de la novillada después de su aldabonazo en la ciudad del Turia. ‘No me preocupa a corto plazo, no tengo apoderados, pero sí la inmensa fortuna de mucha gente que me está ayudando desinteresadamente’, afirma refiriéndose a Santiago López y Juan Ruiz Palomares, así como al entorno de la Escuela Taurina de Valencia en la que aún se mantiene.

‘La gente de la Escuela me sigue echando una mano y les estoy muy agradecido, igual que a Santiago y Juan, uno ha descubierto a tantísimos novilleros y los ha puesto a funcionar y el otro ha sido mentor de una figura del calibre de Enrique Ponce tantísimos años… Que ambos, con esa trayectoria, quieran apoyarme y estar cerca de mí es un honor y quiere decir que me ven condiciones, así que delante del toro tengo que ser yo el que hable para demostrar que su interés está justificado’, concluye con las ideas muy claras.

 

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