Morante saludó con un ramillete de verónicas al ralentí al segundo, que nunca terminó de humillar. Fue un toro más áspero y exigente, que limó el de La Puebla en su muleta a base de torería y toreo fundamental, con la diestra, que engalanó con remates de muchos kilates. Hizo un esfuerzo para extraer oro líquido de unas embestidas complejas y, tras andar solvente con la tizona, paseó un trofeo.
En quinto lugar, saltó un ‘murube’ complicado e incierto, que no llevaba dentro ninguna opción de triunfo. Morante, por ello, lo mostró por ambos pitones y tomó el camino de la espada, que manejó con eficacia.