La bella estampa del segundo, de pelo melocotón, mantuvo el nivel de la presentación. Se estiró Manzanares a la verónica y justo en ese momento una molestísima racha de viento a punto estuvo de provocar un percance. Rufo se hizo presente en el quite por chicuelinas y una torera larga cordobesa.
Josemari se fue a los terrenos de sol buscando el refugio del vendaval, donde aún así revoloteaban los papelillos. El inicio de faena fue precioso, por abajo y de dominio absoluto. Buen toro de Jandilla, embistiendo con codicia e importancia. Manzanares estuvo hecho un tío con él, por la dificultad que entrañaba someter la bravura de “Tirano”, pero sobre todo porque el viento molestó una barbaridad toda la faena. Por el derecho, tres tandas de nota. Una al natural, menos lucida pero de apuesta. Con la espada, el cañonazo habitual, pelín caído. Oreja.