‘Estoy hasta ronco’, resumía, aún exhausto, Manuel Escribano tras cuajar al ralentí al quinto de la tarde de una interesantísima corrida de Victorino Martín, al que desorejó. Ese astado, ‘Patatero‘, de nombre, hijo del célebre ‘Cobradiezmos‘, fue premiado con la vuelta al ruedo. ‘Es muy complicado que un toro aguante con media muleta en el suelo torearlo tan largo y tan despacio‘, valoraba el sevillano, añadiendo que es ‘el toreo que busco’.
‘Lo he triturado por abajo’, bromeaba, ‘tenía una embestidas especiales, esas que tiene esta ganadería que son tan distintas a todas, era consciente de que había que tener paciencia y fe, porque era un gran toro, con fondo bueno, porque si tiene más vida y lo hace igual por el izquierdo es de vacas’, sentenciaba orgulloso, Escribano, tras pasear el doble premio en el ruedo maestrante.
