Víctor Hernández e Isaac Fonseca pasearon sendas orejas este domingo en la última novillada de triunfadores en Madrid. Ambos demostraron que son dos jóvenes con hambre y ambición de crecer. Con la yerba en la boca ambos. El manchego, volteado hasta en tres ocasiones, gustó por una zurda que vale su peso en oro. El mexicano, cuajado y pidiendo a gritos el toro, derrochó valor una tarde más para armar una faena emotiva con temple y quietud, mucha quietud, al bravo tercero -que le hirió en el gemelo y le partió la mandíbula- de otra novillada importante de Fuente Ymbro, con cuatro utreros de nota. Diego García, que toreó con mano baja en el quinto, fue ovacionado.
Algo más lleno que los dos primeros, con cuello, el cornidelantero tercero abría más la cara. Fue un animal que tuvo ritmo y clase desde el cadencioso saludo de Isaac Fonseca a la verónica. Buen ramillete de lances que abrochó con dos medias. Buena pelea del Fuente Ymbro en varas. Luego, replicó al quite de Hernández -por tafalleras- con ajustadísimas gaoneras. Comenzó citando en la boca de riego con la derecha, tras brindar al público, hundidos los talones, con mucho aplomo.
Encajado y toreando muy reunido, entró en segundos el público en la faena, pero en el de pecho, el novillo lo hirió en la pierna derecha. Siguió el mexicano en la cara, sin un gesto de dolor sin cojear siquiera pese a tener roto el gemelo, y lo toreó con enorme verdad, haciendo buenas las virtudes de un novillo pronto y enclasado, que lo quiso todo por abajo. Tandas que tuvieron emotividad, por su quietud y temple. Finalizó con muletazos de rodilla genuflexa de sabor y gran torería antes de volcarse sobre el morrillo. Estoconazo y oreja de ley.
Recibió al primero, bajo, aunque algo montado, cornidelantero, Víctor Hernández con un ajustado farol, en el que el novillo se venció por dentro. Un defecto que tendió a mostrar en varias ocasiones en su lidia, sobre todo, por el derecho. Hubo pique en quites entre el alcarreño y Diego García, ambos por saltilleras, y se desmonteró Ángel Otero en banderillas.
Comenzó el trasteo por estatuarios, muy ceñido, y después le otorgó distancia para tratar de aprovechar las inercias en los medios. El utrero siguió acostándose y sufrió dos volteretas, palizas fuertes -la segunda, una costalada desde lo alto grande-, pero volvió a la cara y cuajó dos excelentes tandas al natural, limpias y con hondura, echando los vuelos y enganchando la embestida. Por ahí, respondió con mayor franqueza el novillo. El epílogo, por bernadinas, terminó de calentar el tendido y, tras una estocada de efecto fulgurante, paseó la primera oreja de la tarde y pasó a la enfermería.
Acapachado y abierto de cuerna, el cuarto fue un novillo bajo y con cuello, que embistió con celo en el recibo de Víctor Hernández. En el remate, volvió a ser volteado, muy fea la caída sobre el cuello. Empujó en varas el utrero de Gallardo. Inició en los medios con un cambiado por la espalda de rodillas aprovechando la transmisión del animal. Buen novillo. No fue sencillo cogerle la distancia, pero cuando lo logró, citando en corto, la faena creció exponencialmente. Especialmente, en la segunda mitad del trasteo con el de Fuente Ymbro ya más atemperado. Hubo tres naturales larguísimos, que ligó con uno de pecho de cartel. Le dio continuidad en la tanda siguiente, también al natural. Pero, la espada cayó baja y trasera y necesitó de dos golpes de cruceta, por lo que todo quedó en ovación.
Cerró plaza un ejemplar bajo y cornidelantero al que Víctor Hernández recibió a pies juntos. Fue el de menor motor del notable envío de Fuente Ymbro. Se lucieron en banderillas Iván García y Tito. Llegó rebrincado a la muleta el novillo y el alcarreño trató de ayudarlo a romper hacia delante. Así, aunque no despertaron al respetable, logró ligarle las series y, después de un final en las cercanías, le pegó un espadazo en la yema, que animó la petición, mayoritaria cierto es, pero que el palco no atendió.
Alto, zancudo y avacado, el segundo, muy en el límite, no gustó de salida. Utrero con movilidad, se dejó pegar en varas y apretó para dentro en banderillas. Comenzó, inteligente, por doblones para tratar de ahormar la embestida del de Gallardo. Luego, pudo correr la mano por ambos pitones en una faena que tuvo la virtud de la firmeza y el oficio, pero en la que al novillo, le faltaron finales y mayor transmisión. La estocada, en lo alto. Ovación.
Algo montado, el quinto, acapachado y suelto de carnes, terciado, fue otro gran novillo de Fuente Ymbro. Bravo, se arrancó con alegría al caballo en las dos varas y luego, repitió con clase en la muleta de Diego García. El sansero lo toreó en tandas largas, de siete, ocho muletazos, en las que bajó mucho la mano, exigiendo al novillo, que respondió con clase y bravura, sin embargo, no terminó de prender la mecha en el tendido. Los mejores pasajes del trasteo llegaron con la mano derecha. La media, en muy buen sitio, le dejó sin puntilla y asomaron los pañuelos, pero el palco no concedió el trofeo y los que lo reclamaron, luego, ni siquiera sacaron a saludar al madrileño.
Plaza de toros de Las Ventas, en Madrid . Tercera novillada de triunfadores. Un cuarto de entrada (6974 espectadores, según la empresa). Novillos de Fuente Ymbro, desiguales de presentación, varios de ellos sin el remate ni el trapío propio de Madrid. Encastados y con movilidad, en general. De nota e importantes, los bravos 3º y 5º, con fijeza, prontitud, profundidad y humilladora embestida; y el enclasado 4º, mejor en la corta distancia; el 1º, de buen pitón izquierdo, se ‘acostaba’ mucho por el derecho; con movilidad pero sin entrega, de poca transmisión, el 2º; y el 6º, con menos motor y rebrincado, el que menos duró.
Víctor Hernández (de lila y oro), oreja, ovación tras aviso y vuelta al ruedo tras aviso y fuerte petición en el que mató por Fonseca.
Diego García (de gris perla y oro), ovación y silencio tras petición.
Isaac Fonseca (de celeste y oro), oreja y herido.
Incidencias: En banderillas, se desmonteró en el primero, Ángel Otero.