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Oreja de ley para un bravo Adrián de Torres en un Desafío Ganadero de fogueo

En el Desafío Ganadero del Domingo de Ramos, el bravo de verdad fue Adrián de Torres. El jiennense, que ya se había mostrado muy serio en su primero, se la jugó sin trampa ni cartón en el quinto. Un ‘Cuadri’ sin embroque, fiero, peligroso de verdad, con el que cada boceto de muletazo era una moneda al aire. Cuánto valor seco. A raudales. De contener el aliento, una faena en la que no hubo ligazón alguna, pero tuvo la importancia del trasteo más rotundo. Como, además, la tizona fue un cañón para desquitarse de Otoño y de su anterior toro, cayó un orejón de ley. El primero del 2023. Que vengan muchos. Que se repita también la emoción de los tres tercios de varas de los toros de Cuadri. Su impecable trapío, en contraste con el ramplón y deslucido trío de Pallarés, acompañó en el peto. Una lástima que esa casta quedara en fogueo en la muleta: desarrollaron pronto y fueron complicados de verdad. Con ellos, Gómez del Pilar estuvo en lidiador y muy torero toda la tarde. La gente le sigue esperando, convencida de que ahí hay torero. El que escribe piensa lo mismo. Esaú Fernández, desconfiado con el peor lote, fue silenciado.

El quinto fue un tío. De impresionante arboladura, astifino desde la mazorca y con desarrollo de pitón, muy abierto, enseñaba las palas. ‘Cuadri’ hondo, largo como una locomotora, de imponente alzada y mucho pecho, tomó el percal de Adrián de Torres con codicia y deslizándose. El jiennense firmó los mejores lances de capa de la tarde. Cadenciosas y tersas verónicas, toreando muy reunido al ‘cetáceo’ de Cuadri. Empujó en el caballo el astado onubense que marcó mucho las querencias en banderillas, complicando a la cuadrilla hasta el punto de cambiar el tercio con dos rehiletes puestos.

Se la jugó después sin trampa ni cartón De Torres. No tenía embroque siquiera el de Cuadri: al pecho se le vino siempre por el derecho, muy vencido y rebañando con esas guadañas de pitones por el izquierdo. En uno de esos derrotes, lo catapultó varios metros, sin herirlo. Seguramente, no pudo correr la mano en un solo muletazo, pero qué de verdad estuvo Adrián de Torres. No es que no rehuyó la pelea es que siempre se puso como si fuera bueno el toro. Buscando el pitón contrario, hundidas las zapatillas, encajado, tratando de torearlo reunido. Muy serio. Se volcó sobre el morrillo, a toro parado, sin ayudarle nada, y enterró la tizona hasta los gavilanes. De premios. Sin puntilla en cuestión de segundos. Arreciaron los pañuelos y cayó la oreja. De ley.

Merodeaba los 600 kilos el segundo de Pallarés, toro con romana y cuajo, pero sin mucho aparato por delante, pese a enseñar las puntas. Echó las manos por delante en los lances de recibo de Adrián de Torres y empujó con un pitón en ambos pasos por el caballo. Magistral la lidia de Curro Javier -hubo un capotazo que aún no ha terminado- con un animal que marcó mucho las querencias. Brindó al público De Torres y, sin preámbulos, le ofreció la pañosa en los medios con la zurda en declaración de intenciones. Le faltaba vida, movilidad, al ‘Santa Coloma’, pese a que el jiennense se lo hizo perfecto. Firmeza de plantas, mando y buen embroque en una faena seria, madura, en la que buscó siempre prolongar las medias embestidas de su rival. Hubo una tanda de naturales francamente buena, de uno en uno, muy meritoria. Como en Otoño, espada y descabello volvieron a estar romos.

Con hocico de rata y lomo quebrado, al tercero le entraban bastantes kilos más. Toro largo y con generoso cuello que, como los anteriores, no pareció exagerado por delante, pese a abrir más la cara que sus hermanos. Blandeó en los primeros tercios y a Gómez del Pilar, los de siempre, como a Alarcón hace una semana, le trataron de reventar el sentido brindis al cielo en cuanto le vieron enfilar a los medios. Tan cerriles no vieron el crespón negro en el brazo del toledano. Una pena normalizar esta irrespetuosa costumbre. El trasteo murió antes de empezar. Muy vacío, el de Pallarés. En el límite de todo, lo que más le faltó fue la raza. Contrariado, Gómez del Pilar lo mostró por ambos pitones y fue por el acero, que se le resistió.

Cerró plaza otro ‘Cuadri’ imponente, de gran alzada, hondo y badanoso, largo y con mucho esqueleto. Vida y media cabía entre sus pitones, de amplísima cuna. Astifino desde la mazorca. Lo recibió a la verónica con garbo Gómez del Pilar. El toledano estuvo impecable en su lidia. Sobre los pies, muy torero, cuidando y vendiendo mucho la puesta en escena, la manera de ponerlo en suerte -ahora una zapopina, ahora una tijerilla, ahora una tafallera- ante la montura. Fue un tercio de varas emotivo. Con el inmenso ‘Cuadri’ arrancándose cada vez desde más lejos y embistiendo al peto con fijeza. En una moneda, las tres varas de Juan Manuel Sangüesa. Cabal y con sentido de la medida. Se fue ovacionado. Merecida ovación. Gómez del Pilar trató de ayudarlo a romper después en la muleta en una faena en la que evitó los toques bruscos, todo con mucha suavidad siempre, pero el toro, que se había gastado en el primer tercio, pareció acusarlo. Lo mató de pinchazo, estocada y media estocada.

Bajo y bien hecho, cornidelantero, enseñaba sus afiladas puntas el primero, serio por delante pese a no ser el más ofensivo del envío. Fue toro de endeblez extrema. Tras el paso por el caballo, donde se arrancó con presteza, cumpliendo con creces luego en el peto, no paró de claudicar y fue devuelto. Salió en su lugar un sobrero cinqueño de Martín Lorca. Largo y ensillado, rematado por todos lados, engatillado y con esa seriedad que da la vuelta en el pitón, se desplazó de salida y cumplió en varas, donde se arrancó en largo, aunque tras pensárselo lo suyo. Tampoco andaba muy sobrado de motor. Esaú se lo sacó más allá de las dos rayas y, en los terrenos del sol, trató de correr la mano en paralelo siempre a las tablas. Sin embargo, el toro echó la persiana en la segunda tanda y, cada vez más parado, no fue material para lucirse entre la indiferencia del tendido. Lo mató de pinchazo y estocada corta contraria.

Pasado el amargo trago de Pallarés, salió de chiqueros un ‘Cuadri’ de espectacular longitud de pitón a pitón, muy amplio de cuna, con caja, aunque le cabían más kilos, badana prominente y plaza, mucha plaza. No se pudo estirar Esaú Fernández en los de recibo. Derribó de manera impresionante en el primer encuentro metiendo los riñones de verdad. Estampa añeja. Se arrancó de lejos en la segunda vara en la que, bajo el caballo, hizo pelea de bravo, fijo, empujando con los dos pitones. Le pusieron una tercera, más lejos, y no fue, quizás, por el copioso sangrado del animal. Desarrolló enseguida el toro y se puso muy reservón, con la cabeza metida entre las manos en ocasiones. El sevillano insistió sobre la mano derecha, pero el de Comeuñas, que reponía con genio las pocas veces que pasaba, no lo permitió. Lo mató de media atravesada y dos descabellos.

 

RESEÑA

Plaza de toros de Las Ventas, en Madrid. Festejo del Domingo de Ramos. Más de un tercio de entrada. Desafío Ganadero. Toros de Pallarés (1º, 2º y 3º), Cuadri (4º, 5º y 6º) y un sobrero (1º bis) de Martín Lorca, desiguales de presencia, mejor presentados los de Cuadri y el sobrero. El 1º, muy a menos, parado en la segunda tanda; 2º y 3º, deslucidos y con poca vida; el 4º, muy reservón, cumplió en varas, como el quinto, que no tuvo embroque en la muleta, muy peligroso; y el 6º, bravo en varas, acusó esa pelea en el último tercio

Esaú Fernández (de sangre de toro y oro), silencio y algunos pitos.

Adrián de Torres (de blanco y oro), silencio tras dos avisos y oreja.

Gómez del Pilar (de gris perla y oro con los cabos en negro), silencio tras aviso y silencio tras aviso.

Incidencias: Antes de romperse el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Rafael Chicuelo.

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