Realizó 2 faenas con inteligencia, valor y arte que conmovieron al público del gran coso taurino.
Con un clima verdaderamente agobiante por el calor que se desató en la Ciudad de México, se dio la segunda corrida de primavera, con una pobre entrada en los tendidos pero mucho entusiasmo de los aficionados, en la que se lidió un encierro de Santa Fe del Campo, excelente de presentación, parejo en tipo, sobresaliendo los lidiados en cuarto y quinto lugares, siendo “Perseverante” homenajeado con el arrastre lento.
Los toros propiedad del ganadero Juan Diego Gutiérrez Cortina, ofrecieron fijeza y se desarrollaron con nobleza durante la lidia, aunque ofreciendo condiciones distintas, desde el que terminaba con la cabeza arriba hasta el que fue bravo, móvil y de magnífico estilo.
Luis David se enfrentó al segundo de la tarde bregando con donosura durante el primer tercio y quitando con gran vistosidad por zapopinas que le resultaron de cartel. Con la muleta inició su trasteo por alto cuando el astado le embistió de improviso. Del tercio se lo llevó a los medios para extraerle tandas por el lado derecho imponiendo su condición de lidiador y dueño de los terrenos. Ya embelesado con su toreo ligó una serie de derechazos con gran intensidad, realizando una faena académica, con oficio y valor a un toro que intentaba huir del encuentro. Mató de estocada entera y fue premiado con una oreja de su enemigo.
Y con el quinto del festejo vino la faena grande, portentosa, artística. Un magnifico ejemplar al que lanceó con verticalidad con el capote. Quitó por caleserinas limpias y suaves que conjugaron el deleite de los aficionados. Muy quieto se quedó para recibir al toro con la muleta con pases por alto y cambiados por la espalda con valor indómito.
Aprovechó el buen estilo y movilidad del toro para instrumentarle tandas con sentimiento, mando y gran emotividad, hasta conseguirlo incluso en el toreo en redondo. Dominante y artista, subió el tono de la faena y ya en episodio de inspiración ligo la dosantina con 3 poncinas y un cambio de mano que fueron esculturales. El grito de ¡torero, torero! precedió a la ejecución de una magnífica estocada que hizo rodar al toro en la arena alzándose el torero con el gran triunfo de 2 orejas que exigía el respetable. Y el extraordinario burel fue premiado con el arrastre lento.
José Mauricio, el primer espada en el cartel y quien reaparecía después de haber consolidado su carrera en esta misma plaza desde hace dos temporadas, lanceó aseado a su primero y quitó por chicuelinas que fueron armoniosas y de gran gusto artístico. Entendió muy bien con la sarga las nobles condiciones del toro y se mostró elegante, con oficio y en torero al correr la mano por ambos lados. A poco el astado terminaba ya con la cabeza alta lo que deslució la embestida y en consecuencia la faena. Sin embargo José Mauricio siguió con esfuerzo y logró torear al natural con excelencia. En contraste a su faena de muleta, se puso pesado con la espada pinchando hasta en 4 ocasiones lo que le valió un aviso de la autoridad y el silencio del público.
Al segundo de su lote lo recibió con chicuelinas en el centro del ruedo para luego interpretar un encuentro en quites con Luis David en el que mostró el quite de su invención bautizado como “Moretina” y con el cual lució señero. Y se empecinó en torear como es él, artista, elegante, soberbio en el gusto, ejecutando grandes tandas por ambos lados. Culminó su trasteo muleteril con manoletinas para luego de liar la muleta dejar un espadazo entero pero desafortunadamente muy trasero lo que solo le permitió escuchar aplausos.
Gran expectación causó el anuncio de Diego San Román en tan interesante cartel. Y a pesar de no haber tenido enemigos a modo dejó claro lo buen torero que es y el futuro prometedor que posee. Al tercero de la corrida poco pudo hacer de capote ya que parecía estar reparado de la vista. Con la muleta corrigió esa condición que se pensaba, pero tenía el recorrido muy corto lo que no permitió despuntar la faena del diestro queretano, mostrándose eso sí, con valor y pundonor. Mató de gran estocada y fue llamado a saludar en el tercio.
Con el que cerró plaza poco había que hacer. Entre el viento que repentinamente empezó a soplar y las embestidas inciertas del astado, no tuvo más que abreviar ejecutando un buen espadazo para terminar su labor.
Y para festejar y reconocer la labor de gran torero de Luis David, por supuesto el público se tiró al ruedo para sacarlo en hombros por la Puerta Grande.