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Leonardo, también pudo salir en hombros: oreja y faena grande sin descabello

Cercano a los 700 kilos -664 kilos- el hondo y atacado de kilos quinto lució la divisa de Pallarés. Pese a sus dimensiones, se movió con ritmo y tuvo celo en las monturas de Leonardo, que destacó a lomos de “Calimocho”, una de las grandes estrellas de su cuadra. Lo llevó enhebrado a la grupa toreando de costado muy templado, a milímetros de los pitones. Para después batir de punta a punta con ajuste. Clavó un par a dos manos con gran pureza, en una moneda. Igual de reunidas cayeron las tres rosas al violín, en las que derrochó facultades, ya con el noble toro más aplomado. Lo mató de rejón en dos tiempos y la cuadrilla logró que doblara para que asomaran los pañuelos. Oreja.

El segundo fue un toro bajo y con cuajo que tuvo movilidad y codicia en las monturas de Leonardo, que lo paró en un palmo de terreno con “Elmo”, para después pegar dos vueltas completas al ruedo con el de Benítez Cubero galopando con buen tranco. Continuó con “Enamorado”. El cogollo central de su labor tuvo lugar con el albino “Sol”. Sobre él, formó un lío, batiendo de punta a punta de la plaza y clavando en lo alto con seguridad. Destacó especialmente en un par a dos manos. Muy reunido. El rejón cayó desprendido y se amorcilló el burel, por lo que necesitó de tres golpes de cruceta y perdió premios, en plural.

 

 

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