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Leña y nobleza de Gabriel Rojas, con orejas, en tarde de silencios para desperezar la Feria de la Comunidad

Muy seria y muy noble. Así fue la novillada de Gabriel Rojas que izó el telón este domingo a la Feria de la Comunidad de Madrid. Novillos, salvo el tercero, por encima de la media tonelada, con cuajo y muchos pitones. Astifina de verdad, con varios animales ofensivos incluso, ovacionados de salida, pero que lleva a pensar si esta es la materia prima adecuada para tres novilleros que no sumaron ni 20 paseíllos -19, concretamente- entre los tres en 2022. En sus venas, además, hubo clase. Porque el sexto fue novillo bueno, con ritmo, nobleza. La misma que tuvieron los tres primeros que saltaron a Las Ventas. Eso sí, muy medidos de fuerza, quisieron más que pudieron. Pidieron pulso, temple, suavidad… Ingredientes difíciles de encontrar en la despensa del que torea poco. En otras manos, más expertas, seguro el balance hubiera sido mejor. ¿Llevaban orejas que cortar? Posiblemente. Eso sí, de ahí, a pedir al final del festejo que salude el mayoral, como pidieron algunos… Va un trecho grande. Seis silencios seis en una tarde en la que de la terna, sólo pudimos atisbar cierta evolución -salvo en la espada- en Villita con respecto a su paso por las Nocturnas del año pasado.

Muy despegado de tierra y ensillado, el segundo fue un novillo engatillado y estrechito de sienes, de pitón blanco, que descolgó y permitió dibujar buenos lances a la verónica a Villita. Blandeó en repetidas ocasiones desde que perdió las manos en el remate del saludo capotero del toledano. Medido castigo recibió y, tras pasar de puntillas en banderillas, Villita brindó al respetable.

Se vino arriba el utrero y el joven manchego, siempre en paralelo a tablas, logró extraerle magníficos muletazos por ambas manos. Erguido, muy relajado, templado y muy ligado todo logró llegar al tendido enseguida. La clase del animal, mientras duraron sus limitadas energías, contribuyó al buen hacer del precoz talento de la Escuela José Cubero ‘Yiyo’ de Madrid, al que se vio mucho mejor que en su presentación en el Cónclave el verano pasado. Muy torero el final, ya de uno en uno, al natural, citando de frente. La oreja, en el aire, se volatizó después de pegar un sainete con la espada.

Muy ofensivo, descarado de pitones, en quinto lugar salió un negro mulato chorreado que tan sólo tenía de novillo su edad. Un tío. De imponente alzada, hondo, con dos guadañas pendiendo de su imponente cabeza. Empujó en el peto en ambas varas, si bien, terminó repuchándose también en las dos. Destacado fue el tercio de banderillas de Raúl Caricol, que se desmonteró, tras asomarse de verdad al balcón. Se quedó a solas Villita con el ‘torazo’ de tres años y trató de someter por abajo a un astado que siempre se mantuvo, engallado, desafiante, sin bajar un ápice de su alzada. A su altura, logró correr la mano con desigual trazo y limpieza, porque el de novillo se violentaba en cuanto punteaba las telas. Pareció descolgar algo en la tanda final con la zurda con la gente ya fuera del trasteo. De nuevo, pasó las de Caín con los aceros.

Rompió plaza un novillo largo y suelto de carnes, a pesar de rebasar con holgura los 500 kilos, le cabían un puñado más, muy onfesivo y astifino desde la mazorca, cornidelantero y con vuelta de pitón. Ovacionado de salida, no permitió el lucimiento de Sergio Felipe. Blandeó en los primeros tercios, pero pasó el corte y, en banderillas, donde echó la cara arriba, lanzó por los aires de un derrote seco a Ricardo Izquierdo. Muleta en mano, el manchego cuidó mucho la colocación e intentó abrirle caminos al novillo, noble y humillador, quizás, tan sólo le faltó una brizna más de transmisión. Felipe mostró oficio y lo pasó por ambas manos en una obra sin brillo, que rubricó de estocada trasera y tendida.

Acapachado y amplio de cuna, con desarrollo de pitón, lleno y algo cuestarriba, el cuarto salió abanto. Muy desentendido de los percales, incluso tomó la primera vara al relance como escala a su continúa huida. La horma de la puya hizo su efecto y el de Gabriel Rojas pareció perder ese ímpetu durante los tercios siguientes. Así, fue el que llegó más parado a la franela. Sergio Felipe trató de armar el trasteo en el tercio, en paralelo a los tableros, pero el animal, tras ‘acostarse’ en el viaje en el prólogo, se aplomó una barbaridad ya en la posterior. Mostró de nuevo sobriedad y oficio, pero el lucimiento, como en su primero, fue parco. Se le resistieron además los aceros.

El tercero era el único utrero del envío del hierro sevillano que bajaba de la media tonelada. Más corto que los anteriores, pero bien hecho, enseñando las puntas, el tercero salió en ‘Núñez‘, fiel a su procedencia, pegándose dos vueltas al doble anillo antes del recibo del debutante Miguel Zazo. Derribó en el segundo encuentro con los montados, donde empujó con franqueza. Llegó al tercio final con menos vida aún que sus hermanos, pero también pareció atisbársele mayor clase que a estos. Todo por abajo, quiso más que pudo en la muleta de un Zazo que no terminó de acoplarse con un novillo que pedía mucho pulso y temple, posiblemente, lo más complicado de reclamar a un chaval que empieza, con apenas media docena de paseíllos en 2022. Tras dos pinchazos, la estocada requirió de otro par de golpes de cruceta.

Cerró la tarde, el de mayor romana del envío, otro novillo fuerte, con cuajo y dimensión de pitón, muy montado y de poco cuello, de pitón blanco y amplio de sienes, enseñaba las puntas. Zazo trató de estirarse a la verónica en los de recibo, pero el utrero echó las manos por delante. Cumplió en varas y tuvo las farpas. En la muleta, fue un novillo con ritmo, noble y colaborador, pero al toledano, que lo pasó por ambos pitones sin lustre, volvió a vérsele amontonado y con falta de rodaje en un trasteo carente de acople y entidad.

RESEÑA

Plaza de toros de Las Ventas, en MadridEspaña. Primera de la Feria de la Comunidad. Un cuarto de entrada. Novillos de Gabriel Rojas, muy bien presentados y serios, ofensivos varios de ellos. El 1º, medido de motor, pero noble y de humilladora embestida, le faltó una pizca de transmisión más; el 2º también blandeó, pero tuvo gran nobleza hasta que se terminó apagando; el 3º, otro novillo de notable clase, pero el más flojo de la primera mitad, quiso más que pudo; el 4º, abanto y desentendido en los primeros tercio, muy parado y sin vida en el último; el 5º, desafiante siempre, tuvo poca entrega y se violentaba al puntear las telas, mejor por el izquierdo; y el 6º, con ritmo, noble y colaborador en la muleta.

Sergio Felipe (de grosella y oro), silencio tras aviso en ambos.

Villita (de marfil y oro), silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.

Miguel Zazo (de rosa y oro), que debuta en Las Ventas, silencio tras aviso y silencio.

Incidencias: En banderillas, se desmonteró en el quinto, Raúl Caricol. 

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