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Las ocho reglas de valor de Manuel Domínguez “Desperdicio”

Manuel Domínguez Campos “Desperdicio” nació en Gelves (Sevilla) el 27 de febrero de 1816. Perteneció a la escuela taurina de Pedro Romero que destacó su destreza cuando al verlo matar un “becerro” de veinte arrobas dijo, “este muchacho no tiene desperdicio”. Su apodo unos dicen que viene de aquí y otros afirman que surge a raíz de la cornada que le infirió el toro “Barrabás” de la ganadería de Concha y Sierra en el Puerto de Santa María. Este le “vació” el ojo derecho, que le quedó colgando y al tiempo que se lo desprendía dijo: “esto no sirve ya para nada; es un desperdicio”.

Historia Desperdicio

 

Fue el inventor del farol de rodillas con el capote, también del toreo de rodillas con la muleta.

“Desperdicio” quiso aferrarse a su toreo bronco, anterior a su época, cuyas ideas estaban fundamentadas en ocho reglas:

  1. El cobarde no es hombre, y para el toreo se necesitan hombres
  2. Más cogida da el miedo que los toros
  3. La honra del matador se encuentra en no huir ni correr jamás delante de los toros teniendo la muleta y la espada en las manos.
  4. El espada no debe nunca saltar la barrera después de presentarse el toro, porque esto es ya caso vergonzoso
  5. Arrimarse bien y esperar tranquilamente la cabezada, que el toro ciega al embestir y con un nada se evita el derrote.
  6. El torero no debe contar con sus pies, sino con sus manos, y en la cara de los toros debe matar o morir, antes que volver la espada o achicarse.
  7. Para los pies y dejarse coger, este es el modo en que los toreros se asientan y se descubren bien para matarlos.
  8. Más se hace en la plaza con una arroba de valor y una libra de inteligencia que al revés.
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