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Lama de Góngora: «Se habla mucho y se siente muy poco»

Quien diga que en esto del toreo no hay para rato, no sabe de lo que habla. La juventud habla y torea suelta, y se deja la sangre en vivir y morir por esto, luchando contra el olvido de los distraídos ojos del público. No sólo en su toreo, también en su forma de expresarse abunda la profundidad. Paco en la cercanía, Lama de Góngora camina buscando lo imposible del camino de quien quiere hacerse un hueco en el escalafón superior y en la historia de la Tauromaquia, sin bajar los brazos ni un segundo. Hablamos de actualidad, de estereotipos, de revolución y de inspiración. Y todo con el pensar por delante. Hay que tener mucho valor.

Enhorabuena por el “llenazo” del otro día en Guillena. Sevilla tiene ganas de toros.

La plaza se llenó, y más si cabe de gente joven. Hubo un ambientazo, y todos salimos muy esperanzados y agradecidos por todo. Fue muy bonito.

Como aficionado joven, me inquieta una cuestión en particular. Se desprestigia en muchos casos a quien se viste de luces o vive su afición por el toro a la vez que rompe moldes y estereotipos preestablecidos, tanto en ideales como en conducta. En tiempos de una forma muy vacía de lo “políticamente correcto”, más bien parece que una persona, por el hecho de ser torero, no puede llevar una vida corriente, y sea yéndose de fiesta con sus amigos o diciendo lo que piensa realmente, sin que aflore el prejuicio. ¿Notas esa presión?

Hay que analizar la situación con respecto a como está enfocada la sociedad en sí a día de hoy, así como en los valores que presume o carece. Teniendo esto en cuenta, se plantea el devenir de la juventud. Mirando por lo positivo, y más aún viendo la diversidad que existe en la sociedad de estos tiempos, creo que deberíamos de ser mucho más valientes. Yo esa presión no la he sentido porque sé que quien juzga lo hace desde el desconocimiento o del encasillamiento, en ideales, en formas de pensar, en gustos o hasta en orientación sexual.

Y es que al fin y al cabo, todos esos prejuicios son para nada.

Podría poner muchísimos ejemplos de personas de dentro del toro las cuales rompen con cada uno de los prejuicios habituales. Pero no dejamos de tener culpa de esos juicios que nada valen, hemos sido muy herméticos. Y mira que hasta los Beatles se morían de ganas por conocer al Cordobés.

Amén. Decía Aristóteles que nadie obra el mal voluntariamente, que si lo hace es fruto de su ignorancia. Como sociedad, ¿cómo crees que deberíamos ser educados?

Lo primero que tendríamos que hacer sería quitarnos las máscaras. El arte no tiene frontera de ningún tipo, y no tenemos que tener miedo a promulgarlo, hablemos de toros o no. Ya hablando de toros, pienso que la Fiesta ha educado y movido a España culturalmente. Igual que se estudia a Ortega y Gasset, a Machado, ¿por qué no se habla de Manolete cuando el sólo era capaz de paralizar al país? En la educación, y en otros muchos aspectos, se habla mucho y se siente muy poco. No hay que andar en peleas con politicuchos que no son más que marionetas colocadas a dedo. Estábamos en auge hasta antes de la pandemia, y parecía que por fin nadie nos iba a parar. Aunque llegase para hacer mella, no podemos dejar que nos inmovilice. Si por algo se caracteriza el buen aficionado es por ser un apasionado de lo que ama. Tenemos que transmitir esa pasión a los demás.

Hablemos de Sevilla. Toreas un festejo muy particular, con seis matadores sevillanos en el cartel y una ganadería como Virgen María, que levanta muchas expectativas de cara a la afición. ¿Crees que se está planteando bien la temporada en la ciudad?

Pienso que poner a todos los toreros que torean bien en los carteles es muy complicado en esta época. También se juega con la oferta y la demanda, no es por nada que Morante toree seis tardes en la Maestranza este año, pues se sabe de la expectación que ha conseguido generar esta temporada. Sí que pienso que las entradas son caras. Hay una lucha a llevar a cabo con el Gobierno para que se abarate el coste de celebración de un festejo, y con ello las entradas. Sólo así se consigue que el aficionado joven pueda permitirse interesarse por nuestra Fiesta.

Desde Madrid nos están pegando un buen repaso, allí los precios poco tienen que ver con los que plantea Pagés. Hay abonos jóvenes (cosa que aquí no existe) desde poco más de 100 euros para la temporada completa. Se podrían plantear mayor número de festejos, con variedad en carteles y precios, para evitar la segmentación hacia un tipo de aficionado en concreto que muchos creemos que se está produciendo cuando lo que hay es lo que hay.

Desde mi punto de vista, hay que tener muy en cuenta las particularidades que tiene marcadas la Plaza de Toros de la Maestranza en su idiosincrasia. No existe publicidad dentro de la plaza, al igual que existe en ella un silencio que no tiene ninguna otra. Creo que más que el empresario, que ofrece lo que se demanda, el aficionado tiene que echarse también ciertas culpas. Ahora bien, eso no quita que se pudiera dar mayor apoyo a los toreros jóvenes y a los hierros de la tierra. Pero no es nada fácil de gestionar.

Lama de Góngora

¿Qué piensas qué es lo que está en la mano de cada uno?

Tenemos que aportarle a la Tauromaquia más de lo que le queremos quitar. Yo eso intento hacer durante todas las horas que tiene el día, no sólo entrenando, no sólo preocupándome de mí mismo, sino también de aportar a la Tauromaquia, preocupándome de atender a todo a quien puedo de la forma más sana y seria que puedo. Hay que tener iniciativa, hay que formar peñas, hay que llevar al aficionado al campo para que conozca al toro desde dentro. Tenemos que ser más cercanos. No se puede pretender que un joven que quiere convertirse en aficionado tenga que gastarse 80 o 100 euros en una entrada para una tarde que puede salir mejor o peor. Hay que hacer las cosas poco a poco, para que se enamoren de nuestro mundo. Yo estoy seguro de que lo harán.

Hay que promulgar una buena educación taurina.

Así me lo enseñaron grandes figuras del toreo, como el maestro Manzanares, haciéndome ver que ese es el camino, también haciéndonos notar rompiendo las caretas que nos cubren las caras, Decía el maestro Antoñete que antes los toreros eran los dueños de la calle, los chulos del barrio, con sus chupas de cuero y sus pantalones acampanados. Eso a la juventud le atraía, y habría que buscar la manera de volver a conseguir algo así en nuestros tiempos. Tenemos el deber de enseñar y promulgar esto incluso antes de defenderlo, como decía Víctor Barrio, que en Gloria esté. Porque no es una frase hecha. Es para leerla detenidamente.

Entremos en concepto. Para ti, ¿qué es torear?

Para mí torear es ser capaz de dialogar con el animal a través de los sentimientos que uno alberga.

Y con respecto a ese diálogo, ¿qué has aprendido del toro y de lo que os habéis dicho mutuamente?

Para mí el toro bravo, como torero y como aficionado, lo es todo. Es nuestro tótem, quien nos muestra el sendero. Me ha enseñado los caminos, me ha educado como persona. Me ha hecho ver lo necesario del trabajo, del sacrificio, de la entrega. Me ha traído de vuelta valores que en nuestra sociedad se están perdiendo y que considero indispensables. Lo que me enseña cuando consigo expresarme verdaderamente es que cada día es un nuevo nacer, y también que todo lo que me da me lo puede quitar en cualquier momento. En esa línea tan frágil y tan fina convivimos los dos. El toro me hace sentirme muy vivo.

El toro, a mis ojos, es la vida y la muerte hechas criatura. ¿Te inquieta la muerte, y el no saber a ciencia cierta que hay tras de ella?

Es un tema en el que no me gusta profundizar, lo considero tan personal como complicado. Claro que me inquieta. Pero para mí no hay muerte más gloriosa que la de quien se va entregando su vida por lo que más ama.

Dentro de tu concepto, ¿qué espejos usas para mirarte? ¿Quiénes te han marcado más?

Entre los actuales, siempre me he fijado mucho en Morante y José María Manzanares. Con el paso del tiempo, y desde que estaba en la Escuela Taurina de Sevilla, siempre he querido nutrirme del pasado, con toreros como César Rincón, como Paco Camino. En la personalidad, no he podido evitar fijarme en Manolete y, sobre todo, en Pepín Martín Vázquez, todo ello leyendo y a través de fotos y vídeos.

Además de toreros, ¿qué inspiraciones te han ayudado para imprimirte como artista?

Antes leía mucho más que ahora, supongo que porque tenía más tiempo para dedicarme a ello. Tengo tres pilares fundamentales. El primero es la poesía, tanto leída como declamada. Poder describir tanto a través de la palabra es algo que está al alcance de muy pocos, casi imposible. El segundo sería la música, de todo tipo. Me apasiona tanto el rock como el flamenco, pasando por el rap por su parecido con la poesía. Descubrí a Nach el otro día y me encantó.

Inciso. Si tuvieras que elegir una sola canción, ¿Cuál sería?

“Soñadores de España”, de la Paquera de Jerez.

Es eterna. ¿Y el tercero?

El tercero sería el escuchar. Aprendo de cada persona a la que escucho hablar, más si cabe si se trata de personas que han entregado su vida a grandes propósitos.

Dijiste en una entrevista una frase que me marcó mucho, algo así como que “no existe meta para quien está enamorado del camino”. ¿Cómo sientes en tu andar?

Siempre he vivido por y para mis sueños, intentando entregar todo cada día. He tenido que ser un poco “egoísta”, dedicarme el tiempo a mí mismo. En lo material siempre he sido muy desprendido y espero que generoso. Pero con el tiempo no caben peros, aunque a veces me haga sentir mal ese “egoísmo”. Intento caminar siempre con la verdad por delante, planteándolo como continuo aprendizaje.

¿Qué le dirías a alguien que camina sin saber adónde va? El torero es sabio en incertidumbres.

Mi humilde consejo sería que cada quién encuentre lo que le mueve por dentro. Lo que le apasiona. Y que vaya a por ello, sin importar lo difícil que sea o lo mal que se encuentre uno. La vida es muy corta como para no luchar por lo que uno quiere. Aunque vivamos a contracorriente.

Y al mundo, ¿cómo lo ves?

Creo que el ser humano quiere avanzar mucho en lo técnico y se está olvidando de ahondar en lo espiritual. Tenemos que frenar o chocaremos con el caos del que vamos camino de. Se nos está quedando un mundo sin valores, que no aprende de los errores de otras épocas que para mí, en muchos de estos aspectos, sí que fueron mejores. No se trata sólo de plantear soluciones al aire. Se empieza por el prójimo. Así nace el cambio.

¿Te da miedo el mundo? A mí sí, desde luego.

Casi más miedo me da el ser humano que el toro. Pero pienso que el toro tiene muchos valores que puede aportar a este mundo que se nos cae a pedazos.

¿Qué te gustaría decirle al mundo?

Me gustaría decirle que sea valiente y saque la luz que tiene dentro. El miedo sólo hace que no aceptemos que podemos ser felices. Aunque el miedo es la vía más fácil, todos en nuestro interior sabemos que se puede.

 

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