Es común que, cuando visitamos una ciudad importante, sigamos los pasos de los personajes ilustres que contribuyeron a su fama y que dejaron una impronta imborrable en sus ciudades natales o en las que pasaron el mayor tiempo de su vida. Por ello, no es raro que existan rutas temáticas sobre estos personajes y publicaciones que ayudan a reconstruir la ciudad en vida de estos ilustres moradores y buscar qué vestigios quedan de entonces. La Florencia de la familia Médici, el París de Modigliani, Londres de Dickens…
También, dentro de nuestras fronteras, son múltiples los casos en los que la historia de una ciudad está ligada a un personaje; por citar únicamente algunos ejemplos, la historia de Ávila no se entendería sin Santa Teresa de Jesús, El Escorial no sería nada sin la figura de Felipe II o, ciudades como Córdoba y Granada siempre estarán ligadas a la familia Omeya y la dinastía nazarí respectivamente. Pero, en muchas de las localidades más importantes de nuestra geografía, nacieron y vivieron algunos de los toreros y demás personalidades taurinas que ayudaron a forjar nuestra memoria.
¿Qué impronta dejaron en las respectivas ciudades? ¿Qué lugares frecuentaron y quedan en la actualidad? ¿Conservan esas ciudades la memoria de los mismos a través de plazas o monumentos? ¿Ayudaron de alguna forma al cambio y modernización de los lugares que habitaron? En una nueva serie de reportajes, vamos a intentar relacionar a toreros de fama con las ciudades que habitaron, haciendo un viaje al pasado y comparando con el presente qué es lo que tenemos.
En la primera entrega (que estará dividida en dos episodios), nos vamos a centrar en el considerado Rey de los Toreros, José Gómez Ortega “Gallito” y en la más bella ciudad taurina de España, Sevilla.
*Dedicado a dos grandes gallistas, Antonio Pineda y José Morente, que hace años hicieron una ruta por Sevilla siguiendo los pasos de Joselito*
INFANCIA Y JUVENTUD
Para empezar este recorrido por la Sevilla de Gallito y, para entender al personaje en toda su expresión, debemos trasladarnos en primer lugar a la cercana localidad de Gelves, pues fue allí donde vino al mundo el menor de los Gallo.
El diestro nació en la calle de la Fuente, número 2 (actual número 8), el 8 de mayo de 1895. Hijo, hermano y nieto de toreros, de la dinastía de Los Gallos, Joselito fue considerado un niño prodigio, y vivió sus primeros años en la llamada Huerta del Algarrobo, donde su padre, Fernando Gómez, mandó construir una placita de toros en la tuvo su primer contacto con el mundo del toro. En la actualidad, un azulejo recuerda dicha efeméride.
En la localidad, se encuentra también la pila bautismal donde fue bautizado, que aún se conserva en una de las capillas de la en la iglesia de Santa María de Gracia, barroca con planta de cruz latina y bóvedas de cañón, con capillas en el lado del evangelio. En dicha pila, recibió el 15 de julio de 1895 por nombre el de José Miguel Isidro del Sagrado Corazón de Jesús Gómez Ortega.
Pero quizás, lo más destacable de entre todos los recuerdos que se atesoran en Gelves, es el monumento que le dedicaron en 1964, siendo para mí (y con permiso del mausoleo de Mariano Benlliure), el mejor que tiene José en España. Es obra del escultor Collaut Valera, hecha en bronce y en la que se representa al diestro homenajeado, en postura altiva y victoriosa tras haber finalizado una faena y un toro en el suelo con las extremidades suspendidas y herido de muerte. La escultura cuenta también con diversos relieves que recogen las suertes del toreo, así como el famoso pase de Joselito: el quiquiriquí.
Como curiosidad, decir que es Antonio Bienvenida quien simbólicamente culmina la obra, colocando personalmente las banderillas al toro y el estoque al torero y que el día de su inauguración, el 26 de abril de 1964, acudieron al acto importantes personalidades del mundo del toreo y la sociedad sevillana, como la duquesa de Alba, también condesa de Gelves.
LA ALAMEDA DE HÉRCULES, EL BARRIO FAMILIAR
Nos trasladamos ya a Sevilla capital, para conocer de primera mano uno de las zonas más toreras de toda la ciudad: la Alameda de Hércules. Decir que la familia deja Gelves tras la muerte del padre de familia (cuando Joselito contaba con tan solo dos años) y se traslada a vivir a la calle Marqués de Paradas, número 7 (casa hoy desaparecida por reformas urbanas), pero viven allí muy poco tiempo allí, cambiándose a la calle Relator, cerca de la Alameda de Hércules.
A Joselito lo matricularon en el Colegio de San Pedro, en la calle de la Feria (una calle que es de las pocas de Sevilla que sigue manteniendo la idiosincrasia de antaño). Este centro docente lo regentaba don Pedro Herreros Carranza, excelente aficionado a los toros y único maestro que tuvo Joselito durante su corta vida. Durante este tiempo, es Rafael “El Gallo” el que se encarga de la economía familiar y la vida discurre, sin grandes lujos, pero sin estrecheces, volviéndose a cambiar de casa a una más modesta, en la misma Alameda de Hércules.
Cuando ya Gallito se convierte en la gran promesa de la tauromaquia y empieza a ganar dinero, compra para la familia una nueva casa-palacio de la Alameda de Hércules, que perteneció a «Cara Ancha» y que la adquirió para comodidad y holgura de los suyos, de manera especial para situar a su adorada madre en el trono que él quería. Sus visitas, a casa no duraban más de dos días, pues las largas temporadas y la ajetreada vida social se lo impedían. La casa, que se ubicaba en el número 73 de la citada Alameda, desgraciadamente no se conserva en la actualidad, pero sí existen en la zona algunas cuya edificación es similar a la que tuvo la del torero, por lo que es recomendable darse un paseo por la zona.
Decir también de esta casa que se convirtió en lugar de peregrinaje en la época para los fervientes aficionados gallistas de toda España y que también allí, la señá Gabriela (madre del torero) repartía limosna y favorecía a un gran número de necesitados gracias a la generosidad de su hijo, por lo que no es de extrañar que a José lo consideraran como un alcalde de la zona (con observar imágenes del paso del cortejo fúnebre por allí, se reafirma esta hipótesis). También fue famosa, y así lo atestigua Antonio Parra “Parrita” en su libro dedicado a Joselito, el oratorio privado del domicilio, en el que José se pasaba una enorme cantidad de horas y que destacaba por tener una talla a escala de la gran devoción de la familia, la Esperanza Macarena. También era allí donde permanecía la matriarca familiar mientras toreaban sus hijos para acudir, si todo había salido bien, a la cercana Parroquia de San Lorenza a rezar ante la imagen de Jesús del Gran Poder, cuya hermandad también tiene una extensa tradición torera.
Por último, añadir que, si se pasea por la zona, hay que señalizar que aún se conserva en pie y es propiedad de la familia la casa de Manuel Jiménez “Chicuelo”, del que también se conserva una estatua.
LA FINCA QUE SE CONVIRTIÓ EN LEYENDA DE LA LITERATURA: EL CORTIJO DE PINO MONTANO
Pasamos ahora a un lugar lleno de magia y romanticismo, la finca que adquirió José a las afueras de Sevilla: el cortijo de Pino Montano. Numerosos autores señalaron durante años que la finca, la había comprado Rafael “El Gallo”, pero que tuvo que terminar de pagarla Joselito por las deudas de su hermano mayor.
Esta afirmación, finalmente resultó ser incierta, ya que de las escrituras se recoge que fue comprada por el propio torero siendo menor de edad, por lo que estaba representado por su madre Gabriela Ortega. La compra se hizo a finales de 1914 por un importe de 85.000 pesetas.
Tras la muerte de José, la casa fue adquirida por su cuñado, el torero y benefactor Ignacio Sánchez Mejías que fue el que le confirió la impronta que conserva en la actualidad y el que encumbró el lugar a leyenda de la literatura pues fue allí donde se quedaron los poetas que vinieron a Sevilla para homenajear a Góngora y que pasaron a la posteridad como Generación del 27.
Pino Montano (finca situada al norte de Sevilla junto al Manicomio de Miraflores), se conserva en la actualidad en perfecto estado, casi igual que en tiempos de Joselito e Ignacio Sánchez Mejías y sigue perteneciendo a la familia de este. En el interior, se conservan una gran cantidad de objetos relacionados con Gallito, tales como una montera, cuadros y documentación de época y la esencia del matador por sus rincones. Su uso actual, además de finca de recreo, es de salón de celebraciones.
CONTINUARÁ…
En esta primera entrega, hemos hecho un repaso especialmente por las moradas del torero, desde su infancia hasta sus días finales. En pocos días, hablaremos de otros lugares de la ciudad que están estrechamente relacionados con el torero, como la Hermandad de la Macarena, la Plaza de Toros Monumental de Sevilla o el Mausoleo de Mariano Benlliure.