Entregada confirmación de alternativa del mexicano que corta una oreja y seria actuación del sevillano que la presidencia le negó un trofeo
Vino la previa calentita con el baile de corrales. Gonzalo de Villa, que se jubilaba como comisario de Policía y como presidente de Las Ventas, rechazó cuatro toros de la corrida presentada por Borja Prado. Del Toñanejo llegaron nuevos ejemplares. El veredicto definitivo fue dejar cuatro para evitar posible devolución de entradas (cuando se rechazan más de dos toros del hierro anunciado inicialmente el reglamento obliga a dar la posibilidad al aficionado de devolver las entradas como cuando se cae un torero de un cartel). Lo peor fue que se generó una ambiente predispuesto en contra de los cuatro ‘salvados’ en los reconocimientos.
En este domingo primaveral, una vez superado el bochorno, el viento fue un desafortunado invitado que condicionó la tarde. Leo Valadez confirmó la alternativa con un remiendo de Matilla de amplia sien y buena hechura que se movió con nobleza. Muy metido en la tarde desde el principio, el mexicano quitó por gallosinas antes de coger las banderillas. El tercero fue el mejor, en la cara. Le cedió los trastos El Fandi. Se fue a los medios a brindar y a recibir de hinojos la embestida. Un molinete y derechazos. El toro colocaba bien la cara pero perdía las manos. Valadez aplicó el temple para extraer buenos muletazos, especialmente al natural. Ese punto de falta de fuerza unido al viento fue el gran hándicap de una faena que terminó siendo compensada con una fuerte ovación.
Cerró su lote y la tarde un toro de capa melocotón de Torrealta algo falto de cuello pero de importante trapío. Muy variado con la capa estuvo toda la tarde Leo Valadez, con enorme disposición y claridad de ideas. El toro recibió el primer puyazo en la puerta del patio de cuadrillas por Alberto Sandoval y el otro en el lugar que le correspondía, de manos de Óscar Bernal. Los dos lo bordaron, como de costumbre. El quite por lopecinas le salió perfecto. El mexicano compartió banderillas con sus compañeros: Fandi por delante -algo pasado-, Escribano -de dentro a afuera clavando en la cara-, Valadez -al violín aprovechando la ovación anterior-. Ágil y dinámico tercio. La faena de muleta trataba de encontrar el orden del que a veces carecía el toro. En la media distancia le sorprendió cogiéndole de lleno, un pitonazo le alcanzó la cabeza. Aturdido se puso en pie. Volvió a la cara con mucho arrojo. Dejó entonces tres tandas emotivas y sinceras. Con la mano izquierda de buen trazo, por el derecho más enrabietado. La estocada quedó en la yema.
Regresaba Manuel Escribano a Madrid después de su mejor faena en esta plaza ante un exigente toro de Victorino Martín el verano pasado. De aquella oreja ganada a fuego no salió el esperado contrato de Otoño. La empresa ha tratado de compensarle con dos puestos en San Isidro: Torrealta y Adolfo Martín. Un ‘caramelo’ y un reto dentro de su especialidad.
En esta primera tarde ha demostrado lo que muchos consideramos evidente pero pocas veces se dice: Sabe torear. Una vez más puso de relieve su compromiso con la profesión, con su camino, yéndose a la puerta de chiqueros en sus dos turnos. El de Torrealta fue un toro duro de salida, que pegaba derrotes muy secos. Falto de humillación. Empezó la faena de muleta cambiándoselo por la espalda. El viento soplaba con guasa. Escribano, con la pañosa en la izquierda, tratada de enganchar unas embestidas que cada fueron más agrias. Por el derecho consiguió hilvanarlo con solvencia. Queriendo continuamente.
La mejor versión de Escribano deslumbró por su faena al quinto. El otro remiendo de Matilla, algo mansito, pero de buena condición. Lo cuajó en banderillas, con un espectacular par sentado en el estribo, con el sello del sevillano. Fuerte ovación. De forma inteligente empezó la faena por alto, dándole coba al toro, que respondió con buena condición pese a su querencia. Después de dos tandas de ir convenciéndole a base de temple y colocación, el sevillano decidió apretarle por abajo dejándole la muleta siempre en la cara y ganándole la posición con la pierna de salida. Los muletazos fueron asentados y largos. Todo muy limpio, llevándolo cosido hasta el final. La estocada cayó trasera y algo atravesada, por lo que el presidente no concedió la oreja pedida.
No fue fácil el de Torrealta que le tocó en primer lugar a El Fandi. Apretó mucho de salida, el granadino resolvió gracias a sus facultades. En banderillas tampoco lo puso nada fácil. Al llegar al último tercio, en el que soplaba mucho el viento, Fandi decidió cambiarlo de terreno. Se rajó sin darle opciones, el granadino resolvió con profesionalidad.
Otro toro con dificultades fue el cuarto. El castaño de extraordinaria expresión fue complicado para estar delante por su exigente movilidad. En el capote apretó muchísimo, venciéndose en el embroque. En banderillas continuó con esa movilidad bien entendida por los tres matadores que intervinieron en el tercio. Se dobló con él El Fandi en el arranque. El toro tenía fiereza pero no entrega. Ese motor no bajó pese a los esfuerzos y a la inteligencia del granadino que utilizaba la inercia para pasarlo con habilidad. Parte de la afición se puso de parte del toro, que fue encastado pero falta de entrega.
Monumental de las Ventas. Domingo, 22 de mayo de 2022. Décimoquinta de la Feria de San Isidro. Tres cuartos de entrada. Toros de Torrealta, bien presentados y de juego desigual, y de García Jiménez (1° y 5°) -muy serios y de buena condición-.
David Fandila ‘El Fandi’, de azul marino y oro. Media estocada. Aviso (palmas). En el cuarto, media estocada (silencio).
Manuel Escribano, de ciruela y oro. Estocada tendida y trasera. Aviso (silencio). En el quinto, estocada trasera y atravesada (vuelta al ruedo tras petición).
Leo Valadez, de aguamarina y oro. Estocada (saludos tras leve petición). En el sexto, estocada en toda la yema (oreja).
Incidencias: Leo Valadez confirmó la alternativa con el toro ‘Discreído’ n°47 de Hermanos García Jiménez.