Ajustadísimo el quite por gaoneras de Talavante, al segundo. Al igual que fueron los estatuarios con los que inició la faena. Los mejores pasajes llegaron al natural, con estética y temple. Abrochó por bernardinas y un buen espadazo y le concedieron el doble premio.
Le faltó casta y transmisión al quinto «Cuvillo», al que lanceó bien Talavante. Al último tercio, llegó sin fondo alguno. El extremeño cimentó una labor en la que la cadencia y el mimo fueron sus mejores virtudes. Emborronó la labor con la espada.
El resumen gráfico del festejo, a continuación: