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Joselito Adame dicta cátedra de toreo, poderío y torería en la primera corrida de la feria de San Marcos ante un llenazo

Texto: Adiel Armando Bolio

Ahora sí, don José, “me quitó el sombrero ante usted”, pues lo que enseñó la tarde de este domingo 16 de abril de 2023, ante un lleno a reventar en el coso Monumental de Aguascalientes, en tarde de agradable clima, durante la primera corrida de la CXCV Feria Internacional de San Marcos, ha sido de una elocuencia imperturbable, sin reproche alguno, pues, a nuestro parecer, ha tenido la tarde más convincente en su tierra, ante su gente y la de otras latitudes, dictando una cátedra de toreo, poderío y torería, que se rubricó con el grito consagratorio del público y convirtiéndolo así en el flamante e indiscutible triunfador de la primera función de serial mayor en honor al ya conocido evangelista tras cortar tres orejas y por ello salir en hombros entre vítores y palmas.

Su alternante, en mano a mano, su padrino de alternativa, el madrileño Julián López “El Juli”, anduvo con el santo de espaldas con todo y que regaló un séptimo astado, pero, por él, no quedó, pues es todo un profesional.

Se lidiaron cuatro ejemplares de los Sucesores de Teófilo Gómez, siendo bueno, gracias a su lidiador, el segundo, mismo al que le dieron un inexplicable arrastre lento; regular fue el cuarto y tanto el primero como el quinto débil, evidenciaron complicaciones. Y dos, tercero y sexto, de San Isidro, siendo difícil el tercero y regular el sexto. Se regaló un séptimo, de Montecristo, manso por los cuatro costados.

En el toro que abrió plaza, el madrileño Julián López “El Juli” bregó al ejemplar de embestidas descompuestas. Con la muleta, se dobló suavemente para seguir, a pesar de la sosería del animal, con toreo empeñoso por ambos lados. Labor de aliño y falló al matar para escuchar más pitos que palmas.

A su segundo, el de San Isidro, “El Juli” lo veroniqueó con clase y suavidad para luego quitar templadamente por chicuelinas. Tras el segundo tercio, el subalterno Gustavo Campos se desmonteró. Con la pañosa, Julián, tras brindarle al conocido taurino sanmiguelense Servando Canela, inició vaciando por alto y por derechazos lo toreó con largueza y acorto las distancias por lo parado del burel. Lo mismo hizo por naturales sin mucha proyección a las alturas y acabó de estocada casi entera para recibir palmas.

“El Juli”, a su tercero, débil, lo capoteó de manera empeñosa. Su labor muleteril fue de poco contenido ante la invalidez del toro. Por lo tanto, abrevió y mató de estocada para dividir las opiniones.

Y en el toro de regalo, de la divisa de Montecristo, “El Juli” lanceó a la verónica cabalmente, cargando la suerte y se lució en estéticas chicuelinas. Buena vara del jerezano ibérico José Antonio Barroso. Con la muleta, a un ejemplar de poca fuerza y manso de solemnidad, poco le hizo el torero a pesar de su evidente esfuerzo, lo que le público entendió y le ovacionó, sobre todo, por los naturales que, prácticamente, le “robo”. Falló al matar y se le aplaudió al final.

El de casa, Joselito Adame, a su primero, llamado “Cabaleiro”, sí, así decía el cartelón, cuando debió ser “Cavaleiro”, le aplicó lances a pies juntos yendo de menos a más y quitando mejor por chicuelinas y tafalleras. Con la sarga, comenzó vaciando por alto al aplomado astado para ir quitándole los defectos al “socio”. Le dio entonces su tiempo y su espacio para ligarle derechazos tras dos tandas rematando la segunda con un cambio de mano por la espalda y convertirlo en un gran natural. Más toreo derechista y cadencioso que coronó con soberbio desdé. Por naturales, acarició los belfos del toro, tirando de él y, el animal, agradecido, le fue con nobleza, pero, todo, a causa del poder muletero y magisterial de José. Mas verticalidad al natural en una exposición de grandeza torera que encantó al conclave. Trincherazo al canto seguido de un coro estelar de pases diestros, plenos de una maestría impoluta. Después, en un palmo de terreno, se dio a ligar, sin ayudados, pases extraordinarios por ambos pitones. Más ayudados por arriba y por bajo para entrar a matar con verdad de estoconazo siendo cogido espectacularmente por el muslo izquierdo. De inmediato fue auxiliado por sus hermanos Luis David y Alejandro, quienes vestidos de paisano saltaron al ruedo. Regresó entonces José a la cara del toro para ver doblar a su antagonista entre gritos de ¡torero! y, entonces, serle otorgadas las orejas y al astado, no sé por qué, dársele un benévolo arrastre lento cuando todo el mérito de la faena fue del torero.

Joselito en su segundo, veroniqueó enclasado de rodillas y, de pie, instrumentó chicuelinas con frescura. Llevó al caballo por tapatías, incluido un afarolado y quitó vistosamente por caleserinas. Cubrió el capítulo de palos, previa invitación a Julián, quien no aceptó, para hacerse ovacionar con fuerza en el tercio. Con la franela, José inició con vitolina en tablas y de rodillas pases por alto y cambio de mano rodilla en tierra continuando ya de pie por derechazos mandones e instructores, enseñándole la vereda al toro. Al natural ofició con talento y torería. Nuevamente con el engaño en la derecha, un molinete y pases templados le siguieron, además de acortar distancias. El toro vino a menos y al cambiarlo de terrenos, casi en su querencia natural, le sacó meritorios pases por los dos perfiles, en un palmo de terreno, metido entre los pitones y en la zona de tablas. Desplante torero para luego cerrar con la regiomontana, manoletinas y abaniqueo por la cara, acabando de pinchazo hondo y tres golpes de descabello para ser aplaudido, perdiendo así una oreja.

En su tercero, “Don Toto”, de San Isidro, Joselito solo bregó y realizó un buen quite por zapopinas. Con la tela escarlata, tras brindarle al conocido taurino don Julio Díaz Torre, a un ejemplar de poca fuerza, le realizó una faena a base de talentoso toreo derechista a media altura, lo mismo que por naturales y sin obligar al toro. Temple, ritmo, distancia y tiempo fueron fundamentales en su muestra torera para hacerse del toro. Le pisó los terrenos y ahí le ligo pases de mucho calado. Toreó rodilla en tierra y de pie más ligazón en un palmo de terreno. Termino de estocada y se le otorgó una merecida oreja. Al finalizar el festejo, Joselito Adame fue paseado en hombros de manera triunfal. Y, lo dicho, don José, “me quito el sombrero ante usted”.

 

RESEÑA

Plaza Monumental de Aguascalientes (México) MéxicoPrimera corrida de la Feria de San Marcos. Cartel de ‘agotado el boletaje’. Cuatro ejemplares de los Sucesores de Teófilo Gómez, siendo bueno, gracias a su lidiador, el segundo, mismo al que le dieron un inexplicable arrastre lento; regular fue el cuarto y tanto el primero como el quinto débil, evidenciaron complicaciones. Y dos, tercero y sexto, de San Isidro, siendo difícil el tercero y regular el sexto. Se regaló un séptimo, de Montecristo, manso por los cuatro costados.

Julián López ‘El Juli’ (de azul marino y oro), división, palmas, palmas y palmas en el de regalo.

Joselito Adame (de obispo y oro), dos orejas, silencio y oreja.

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