Ayer terminó la Feria de Jerez de la Frontera, que incluía dos carteles muy rematados de corridas de toros con primeras figuras del toreo y una buena terna para los rejones. Cálculos muy realistas apuntan a que se vendieron 20.000 entradas en tres días, a una media aproximada de 55 euros por boleto. La Fiesta está viva, más de lo que a veces creemos.
Al planteamiento del ciclo sólo le ha faltado una novillada con precios especiales el domingo, como por ejemplo ha hecho José María Garzón en Córdoba, con premio añadido además para el triunfador, que irá a la Feria de Santander. A Toño Matilla hay que apretarle en esta cuestión, porque de ella depende el futuro de la Fiesta. Y porque además así se evita que los malpensados sostengan que a los empresarios taurinos sólo les importa el dinero, y más en concreto el dinero de hoy, no el de mañana.
Una vez dejado claro este asunto es evidente que Matilla ha triunfado en la Feria del Caballo y con él lo ha hecho la Fiesta. Sin exagerar ni un ápice, en tres días de toros se han vendido en torno a las 20.000 entradas en esta ciudad gaditana. ¿Cuántos eventos de otra naturaleza presentan unos números similares? ¿Y en particular, cuántos a esos precios? Recordemos algunos de ellos: En sombra, 137€ la barrera; 79€ el tendido; y 50€ la grada. Y en sol, 63€, 37€ y 26€ respectivamente.
Una amiga, ayer sábado, me hacía ver lo variopinto del público que se acercaba a la plaza de Jerez, y era cierto: por edades, sexo, escala social, posición económica, nacionalidad, indumentaria, oficio, origen rural o urbano… allí había gente de todo tipo, incluido por supuesto el ideológico. Desconozco si la Empresa realizó alguna inversión en promoción de la feria, tales como presentación de la misma, coloquios con los toreros actuantes, conferencias, etc. Si fue así, yo no me enteré, pero pese a ello la gente respondió a una oferta taurina atractiva, de calidad.
Echen cuentas y verán que en tres días de toros se ha movido mucho dinero alrededor del toro de lidia, y no sólo en cuanto al negocio directo, sino al indirecto. Y desde luego, al empresario le han salido las cuentas. La Fiesta está viva, más de lo que muchas veces nosotros mismos pensamos o que incluso nos quieren hacer creer los propios interesados. La juventud acompañando a Roca Rey en su despedida de la plaza ayer sábado fue una imagen no sólo bonita, sino yo espero que también simbólica. Vamos para delante.