El sexto fue un toro con briznas de mansedumbre, si bien, fue un animal pronto y repetidor, que tuvo nobleza a raudales. Reunió muchas virtudes, pero la bravura no fue una de ellas. Se abrió mucho en la embestida y embistió ‘gateando’ muy a la mexicana, muy en Saltillo. Adame se ganó al público ya desde un vistoso quite por zapopinas y luego devolvió la invitación a Ferrera, esta vez, junto a su banderillero Alex Benavides. Comenzó el trasteo al hilo de las tablas para darle celo a esa embestida.
Tras una primera agarrado a ellas, se lo sacó más allá del tercio con torería. A partir de ahí, brotó un toreo relajado y con desparpajo para cuajarlo a placer. Estuvo francamente bien toreando al natural y tambié le pegó derechazos sensacionales a un ejemplar muy bondadoso. Nunca lo apretó y el toro tuvo muchísima duración. Finalmente, tras amagar con montar la espada en varias ocasiones, llegó el indulto. Recibió las dos orejas bajo los acordes de ‘El Rey’ junto al ganadero Mauricio González.