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José María Soler, reaparición tras ocho meses: “Hubo momentos delicados, ha sido una cosa detrás de otra con la lesión”

El banderillero de ‘El Juli’ reapareció en Olivenza después de la grave fractura que sufrió el 4 de julio de 2022 en Alcochete (Portugal) de la que tuvo que pasar por quirófano. Ahora, al cien por cien, José María Soler se prepara para enfrentar el inicio de temporada a orillas del mediterráneo. 

«Ahora mismo estoy feliz, después de tanto tiempo estoy como si hubiera vuelto a mi hábitat natural. Es una felicidad muy grande vestirme de torero otra vez», explica ilusionado el banderillero de Algeciras. Está en el campo junto a Julián López ‘El Juli’. Llevan tiempo entrenando y pasan grandes jornadas juntos. La cuadrilla está unida, con la cabeza en un solo objetivo, Castellón el viernes y Valencia el sábado.

Hasta la siguiente semana José María Soler no volverá a casa. «Estamos toreando todos los días becerras, toros… Y a la vez que se prepara él, también lo hacemos los banderilleros. Esto es muy importante, porque lo que pasa en el campo luego se refleja en la plaza. Tienes que ver los movimientos del matador, las miradas. Aunque lleves muchos años es la manera de conocerte, eso se refleja en la plaza. Hay que estar compenetrados», afirma Soler.

Su voz es completamente alegre, no puede esconder la felicidad que para él significa volver a la vida cotidiana. Reconoce que su lesión de rodilla -fractura de menisco- no es tan dura como supone una cornada. Aún así, la psicología siempre pasa factura. «Yo soy reincidente en esto de la rodilla, porque tengo cuatro operaciones entre las dos. Ha habido momentos delicados. Ha sido una cosa detrás de otra. Me operaron la rodilla, luego como no podía apoyar y debía tener la rodilla a 90 grados casi se me obstruye la vena safena que pasa por el gemelo y tuve que empezar un tratamiento de heparina. Después, cuando me dieron el alta me tuvieron que quitar un quiste de Baker«, recuerda el torero gaditano.

Aunque las palabras son duras, su alegría no cambia. Reconoce que aunque «ha sido todo un poco caótico, la verdad que no lo he llevado mal. Hay que cambiar el chip, ser uno mismo y disfrutar de la profesión». Durante los meses de recuperación, para él, se convirtieron también en una recuperación mental. «Cuando me pasó y llevaba un mes de operación sólo lo sabía mi familia y pocos más que no iba a torear. Entonces desconecté un poquillo la verdad. Tengo esa facilidad de conectar y volverme a desconectar. Estoy muy agradecido, llegó a ser abrumador, todo el mundo me llamaba y se preocupaba por mí», añade.

Si en el patio de cuadrillas cuando voy a tomar la alternativa me dicen que yo iba a ser banderillero de josé tomás y juli, me hubiera cogido un enfado de cojones

José María Soler hace balance y recuerda su extensa carrera. Leva desde los ocho años viviendo y desviviéndose por el toro. Ha sido su ilusión y su motor para seguir adelante: «Llevo más de 20 años como banderillero desde que me quité de matador. He toreado con figuras como Salvador Vega, Finito de Córdoba, con José Tomás que estuve cuatro años y ahora ya llevo 10 con Juli. Personalmente, después de tantos años te das cuenta de que cuanto más grandes son como toreros, mejor es el trato. Otros compañeros a lo mejor no dicen lo mismo, pero a mí me han tratado con una categoría extraordinaria. Creo que he sido un afortunado».

No todos los banderilleros han podido acompañar a diestros de importancia tan superior. La buena carrera de José María Soler habla a la perfección de la buena calidad de su brega. Aunque ahora reconoce su profunda dicha, recuerda que hubo un momento de su vida que ver su futuro no le hubiera hecho la misma ilusión. «La casualidad y vueltas que da la vida, a mí me dieron la alternativa hace 24 años José Tomás y Juli y luego mira, he ido con los dos de banderillero. Si en el patio de cuadrillas cuando voy a tomar la alternativa me dicen tú vas a ser banderillero de estos dos, me hubiera cogido un enfado de cojones. Y ahora mira, soy el tío más feliz del mundo«. Y eso es lo que explica, recalca y demuestra con la alegría de su voz. A pesar de las lesiones, es el tío más feliz del mundo.

 

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