spot_img
spot_img

José María López, ganadero de Concha y Sierra: “Tienen vista una corrida para figuras”

Para ser ganadero en la década que toca vivir hay que ser valiente. Para serlo de reses bravas hay que tener corazón, pero para traerse Concha y Sierra de Francia tienes que estar hecho de otra pasta. José María López, reciente ganadero del legendario encaste, tiró la moneda al aire y cayeron dos orejas.

Tuvo su que ver en ello Calerito, el torero sevillano se ha vuelto a poner en el punto de mira de la afición. Supo sacar la magia que ‘Sorprendedor’, herrado con el número 15, llevaba dentro. Un toro colorado con ojo de perdiz, astifino y cierra plaza en la segunda clasificación de la Copa Chenel en Torres de la Alameda, condecorado con la vuelta al ruedo.

“Fue un momento muy emocionante. Sentirte partícipe de traerte una casta fundacional y ver que todavía se puede seguir trabajando y luchando por ello, eso siempre da satisfacción”, afirma José María López, recordando el momento y reconoce que el toro ha dado sus frutos: “Me han llamado y ya tienen vista una corrida. Son para las máximas figuras. No sé dónde la echarán o como me lo dirán, pero en principio me han dicho que se quedan con ella. Pero no puedo desvelar nada”.

concha y sierra
Otro ejemplar de Concha y Sierra en el campo

El ganadero hizo unas declaraciones antes de la corrida en el patio de cuadrillas, “son tres toros muy serios, pero ‘Sorprendedor’ yo creo que es el toro que va a envestir”. No fue casualidad, él lo sabía y el toro le dio la razón. Ahora rememora su porqué: “El toro era muy noble y es que era muy bonito, muy bajito con un cuello muy largo. De todas maneras, al padre lo había visto torear. Cuando yo hice el trato de la ganadería dio la casualidad de que Luque tentó tres becerras hermanas de él”.

José María López es propietario de la finca El Maquilón en la localidad guadalajareña de Almoguera. Él ya tenía una vacada importante antes de Concha y Sierra: “Yo me dedico a comprar y a vender toros. Tenía casi cuatrocientas vacas del hierro de Torrestrella, de lo de mi padre, y del hierro de El Uno. Por mediación de Carlos Zúñiga me ofrecieron unos toros de Concha y Sierra y me los traje aquí a mi casa. Ese año los lidié en un concurso de recortes y vi que los toros eran muy bravos. Ahí hice amistad con el ganadero francés, la sorpresa fue que a los cuatro o cinco meses me llamó y me dijo que querían venderlo todo”.

Según el ganadero existe un manuscrito del siglo XIX de Celsa Fontrede, esposa de Fernando de la Concha y Sierra, en el que insta a los aficionados a luchar para que su ganadería nunca acabe en el matadero. “Cuando compre la ganadería venían muy pocos becerros, las vacas sin preñar, etc. Si no lo hubiera comprado yo, lo hubieran eliminado. Tengo nada más que siete toros para este año”, asevera José María López. Al principio se negó, él ya tenía sus propios ejemplares. La pandemia causó estragos a todos los ganaderos y un día de 2020 “llegue triste a mi casa, mi mujer me animo a subir y comprarla”, explica y añade: “esa fue otra cosa que me encantó me gustan los toros con colorines, y esta ganadería es un arcoíris”.

“Puedo decir que la ganadería me ha costado un ojo de la cara”

“Ahora puedo decir que la ganadería me ha costado un ojo de la cara”, expresa José María López. No está de broma. Este diciembre el ganadero sufrió un accidente con una vaca en su finca a orillas del Tajo. El animal cayó al río y cruzó nadando. En otras circunstancias hubiera sido más fácil, pero cerca transcurre una carretera y José María López no estaba a gusto con el peligro que corría quien pasara por ella.

concha y sierra
Una de las madres de la ganadería en el campo

Con la ayuda de sus amigos, disparó un dardo anestésico a la vaca: “No la hizo mucho efecto. Se tumbó y a la que me acerqué se vino a por mí y me cogió. Saltó por encima de mí con tan mala suerte que me pegó con la pezuña de una mano en la cara y me la metió por la cuenca del ojo. Me sacó el ojo y el nervio óptico. Me he quedado sin visibilidad”.

Aun así, José María López está contento, satisfecho de saber que el encaste es bravo. Su ilusión por la casta vazqueña viene de muy atrás. “Es una de las ganaderías con más historia de España. A mí me gustan los toreros antiguos, los admiro y ver que lo que pone en los libros. Que Belmonte se quitaba el sombrero cuando pasaba por la casa de Celsa Fontrede y que Joselito lo había matado, Manolete tenía una cornada de Concha y Sierra. Luego lo veía en Juncal, la serie. Dije si se me ha puesto en el camino es que es para mí”.

FOTOGRAFÍA: Raúl Castro y D. Toba

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

RELACIONADO

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img