ISLERO
Acuñé
Mis huesos
En el reino ingrávido,
Labré las olas
Del dulce mar.
Mi existir fue
Un tanto homérico.
Luché con ganas,
Mi sangre más.
Volé
Tan alto
Como un pesquero,
La yerba verde
Se hizo metal.
Pensé en los ojos
De un tal Islero,
Tu boca pasa,
La Fe, moral.
Me pides
Calma
Y yo me quedo,
En esta fragua
Que es de cristal,
Paz no se vende,
Ya no hay dineros,
Buscan en jaulas
La libertad.