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Pleno de un Roca Rey que empieza como acabó, en hombros con un entonado Manzanares

 

José María Manzanares y Andrés Roca Rey estrenaron a lo grande su temporada europea este sábado en Illescas saliendo en hombros en la primera de la Feria del Milagro. El alicantino, todo elegancia, todo buen trazo, cuajó de principio a final a un buen toro de Daniel Ruiz, que rompió a embestir en el último tercio. Roca Rey, por su parte, firmó un pleno y dejó claro que empieza como terminó el 2022. Pareció un aviso a navegantes del peruano, que quiere seguir ostentando el cetro del toreo con puño de hierro. Arrollador en dos faenas de valor y autoridad a dos toros que se dejaron, en distinta medida, sin ser toros superiores, dentro de una corrida que tuvo buenas intenciones siempre, pero a la que faltó poder. Alejandro Talavante les debió acompañar en hombros, pero su faena de pura inspiración y toreo caro al quinto se encontró con un acero romo. Todo en una tarde entretenida, que colgó el ‘No hay billetes’ para refrendar el notable hacer de Maximino Pérez al frente del coso toledano.

Cornidelantero, el tercero fue otro toro bajo, aunque algo más bastito que los dos anteriores. Mostró mayor vida y movilidad también que ellos. Roca Rey lo saludó a la verónica, pero fue con el hierático y ajustadísimo quite por altaneras cuando prendió la mecha, sobre todo, al cambiar el pitón en un par de ocasiones. Se desmonteró en banderillas Viruta. Comenzó en la misma boca de riego por estatuarios, de nuevo con mucha quietud. Mejor el toro por el izquierdo, pudo correr la mano en un par de tandas, sin someterlo en el final del muletazo, pero fue en el tramo final al incrustarse entre los pitones, ya sin inercias el toro, cuando la faena alcanzó su mayor diapasón, al coserle varios circulares invertidos en un palmo de terreno. Sin enmendarse. Se volcó sobre el morrillo y la espada funcionó como un cañón para poner las dos orejas en su mano.

Cerró plaza un astado tocadito de pitones, bajo y más fuerte que sus hermanos, que repitió de salida en el capote de Roca Rey a la verónica. Cumplió en varas y fue un toro que se desplazó en los engaños con clase. Roca Rey hincó las dos rodillas en tierra y comenzó el trasteo con dos cambiados por la espalda en un inicio de faena volcánico. Después lo toreó con determinación por ambos pitones aprovechando la nobleza, sin entrega, de su adversario, aunque el animal terminó viniéndose a menos en el tramo final. Entonces, Roca Rey tiró de valor, muy cómodo entre las astas, para redondear la faena. De nuevo mostró contundencia con la espada y paseó otros dos trofeos más.

Más estrecho de sienes, bajo, de hechuras perfectas, el cuarto fue un animal armónico, definido de salida, lo cuajó a la verónica Manzanares, muy templado en cada verónica, ganando terreno en cada lance hasta rematar en los medios. Medido de fuerza, el alicantino hizo un planteamiento de faena perfecto. Más a su aire en las primeras tandas, sin apretarlo, el animal se vino arriba y rompió a embestir con clase. Así, Manzanares lo toreó a placer por ambos pitones de mitad de faena en adelante. Tandas llenas de elegancia, buen trazo y temple. Faena rotunda y con empaque. A más el toro y, exigiéndole por abajo el alicantino, respondió. Hubo una tanda que abrochó con el cambio de mano, casi circular, y el de pecho, sensacionales. La estocada hizo que el animal doblara, y aunque el puntillero lo levantó dos veces, bastó para que le cortara las dos orejas.

Rompió plaza un castaño, bajo y corto de manos, con cuello, que abría la cara, repitió de salida en el percal de Manzanares en su primera tarde abriendo cartel. Cadencioso, enjugando los brazos en cada lance, fue el brioso saludo a la verónica del alicantino, que remató con chicuelina y revolera. Cumplió en varas, pero ya se vio que andaba muy medido de motor, aunque sin mal estilo. Manzanares trató de afianzarlo a media altura, cuidando mucho los tiempos muertos para administrarlo, pero en cuanto le bajó la mano claudicó hasta en tres ocasiones. Lo mostró por ambos pitones y lo mató de pinchazo y estocada.

Con un farol, en pie, recibió Talavante al quinto, otro toro bajo y armónico, pero muy endeble, se le protestó ostensiblemente y, tras claudicar a la salida del primer par de banderillas, fue devuelto. Salió en su lugar un sobrero del mismo hierro. Un animal más bastito de hechuras, con pelo de invierno y algo acapachado, que tuvo movilidad y mucha profundidad en los engaños ya desde el tercio de varas. Angosto el quite por saltilleras y gaoneras. Tuvo ritmo y transmisión el de Daniel Ruiz y Talavante supo sacar partido de él. Muy centrado, comenzó sin preámbulos con la diestra y logró correr la mano en un trasteo en el que, en algunos pasajes con esa mano, logró ralentizar la noble embestida del toro. Los remates, pura inspiración. Como un par de naturales mirando al tendido. También una tanda muy ligada, sin perderle pasos, en la que los muletazos parecieron circulares por esa profundidad del sobrero. Fue la cúspide de un trasteo en el que tan sólo hubo la mácula del acero, pues le hizo guardia y necesitó de dos golpes de cruceta. Pese a ello, paseó un trofeo.

Bajo, más suelto de carnes que el anterior, el segundo fue otro castaño que salió con pies de chiqueros y desarmó a Talavante, cuando el recibo de capa comenzaba a tomar vuelo. Volvió a la cara para templar dos cordobinas de buen trazo. Apenas se le señaló en varas, un parpadeo duró bajo el caballo. Se lo sacó a los medios Talavante y trató de ayudarlo a romper hacia delante, porque el animal humillaba con clase, pero quería más que podía. En cuanto trató de obligarlo un poco más, el animal perdió las manos. Muy endeble. No resistía más de tres muletazos. Así, el extremeño desistió más pronto que tarde, con la gente ya a la contra por la flojedad del toro. Marró reiteradamente con la espada antes de una estocada corta que fue suficiente.

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RESEÑA

hierro daniel ruiz

Plaza de toros de Illescas (Toledo)España. Primera de la Feria del Milagro. Cartel de «no hay billetes». Toros de Daniel Ruiz, el 5º como sobrero, de correcta presentación. El 1º y el 2º, blandos, quisieron más que pudieron; el 3º, con movilidad, mejor por el izquierdo; el 4º, enclasado y con buen fondo, a más en la muleta; el 5º, noble y con ritmo, pero medido de motor; como el 6º, manejable, pero sin excesiva entrega, duró poco.

José María Manzanares (de burdeos y oro), silencio y dos orejas tras aviso.

Alejandro Talavante (de burdeos y oro), silencio y oreja.

Roca Rey (de sangre de toro y oro), dos orejas y dos orejas.

Incidencias: En el sexto, se desmonteró en banderillas Viruta.

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