El matador extremeño se sincera en TORETEATE tras protagonizar una extraordinaria temporada con el colofón de la Puerta Grande de Las Ventas el Día de la Hispanidad. Se ha quedado fuera de la primera gran feria de 2022, la de su tierra, la de Olivenza
Cuando Ginés Marín afrontó el paseíllo número 22 de su temporada, sabía que llegaba con los deberes hechos. Cada tarde ha demostrado sus condiciones y su ambición renovada. Leganés, Vistalegre, Badajoz, Gijón, Dax y Olivenza fueron alguno de los escenarios dónde advirtió lo que podía pasar en Madrid. Y sucedió. Cuajó un extraordinario -aunque nada fácil- toro de Alcurrucén. Especialmente sobre el pitón izquierdo, en una faena de gran personalidad que enloqueció fervientemente a los tendidos.
¿Cómo está pasando el invierno después de la que lió en Madrid?
Está siendo un invierno intenso. No he parado de prepararme, al tener en mente la corrida de Manizales a principios de año.
Además estrena apoderado: Curro Vázquez.
Con el maestro estoy cogiendo muchas cosas nuevas en el campo. Aprendiendo, disfrutando. Tenía una buena referencia del maestro aunque le había tratado poco. Es un placer compartir con él conversaciones toreras y tentaderos. Me enriquece taurinamente.
Estará descubriendo toreros del pasado.
Me había fijado mucho en toreros determinados, como Paco Camino que es un gran referente para mí. Con el maestro Curro Vázquez estoy ahondando en ese concepto y en otros toreros de los que me habla.
Después de la gran meta de la Puerta Grande (por segunda vez en su carrera). ¿Qué le motiva?
Mi objetivo principal es evolucionar en mi toreo. Refinarme, ser mejor, conseguir torear más despacio, coger ese poso. Eso es lo que más estoy trabajando en este invierno.
Dónde no va a poder demostrarlo es en Olivenza el año que viene. Lamentable, por cierto.
Me duele no estar en Olivenza. Es una plaza muy especial para mí, no he faltado en los últimos 7 u 8 años. Con triunfos además. Es una pena. Las cosas se han dado así y vendrán más ferias.
¿Ha conseguido descansar después de un año tan potente (22 corridas, 50 orejas y 3 rabos)?
Cuando terminó la temporada, estuve unos días tranquilo relajado. Sin coger los trastos para volver a entrenar con ganas y con motivación. Llevaba una semana sin torear y ya me empezaron a llamar para tentaderos, en los que no podía decir que no. Casi todos los años he intentado descansar pero al final es casi imposible.
¿Cómo se presentan los próximos meses?
De América sólo iré a Manizales. Me hace mucha ilusión volver a Manizales después de dos años, he disfrutado mucho cada vez que he estado allí. Una afición cariñosísima. Ojalá me ayude la corrida y pueda triunfar. A la vuelta ya empezará la parte más dura de la preparación que son los meses de enero, febrero y marzo.
¿Cómo ha vivido la pandemia?
Tiene dos vertientes a nivel personal. Económica ha sido un desastre, tanto personalmente como para todo el sector. Buscando la parte positiva, el parón me ayudó a reflexionar y a valorar lo que tenía antes de la pandemia. He aprendido que uno tiene que dar el 100% cada tarde. Cuando volvimos a empezar se ha notado.
Es la segunda Puerta Grande que consigue en Las Ventas con la ganadería de Alcurrucén.
La primera vez que salí a hombros con Barberillo me di cuenta de las virtudes de la ganadería. Fui capaz de captar lo que necesita ese encaste. Empecé a encontrarme a gusto con la ganadería de Alcurrucén, que la he matado en San Isidro siempre que he podido. Siempre he tenido buenas sensaciones. A la mínima que me dieran opciones sabía que podía triunfar. Le vi virtudes al toro pese a que no fue claro desde salida.
Hubo un momento durante la faena, en el que se quisieron meter con su colocación pero no le afectó y siguió en el sitio con extraordinaria personalidad. ¿Recuerda ese momento?
Creo que fue en la primera tanda con la mano izquierda. Me giré, me quedé colocado y el toro se quedó fuera como hizo en algunas ocasiones. Al pararse hubo algún pitito -si el toro no se para nadie habría protestado-. Tuve la calma suficiente, sabía que esa era la colocación necesaria para el toro y tuvo una gran embestida. La gente se dio cuenta de que sabía lo que estaba haciendo. Los muletazos fueron adquiriendo gran profundidad.
Dejando a un lado la tarde de su gran triunfo ¿con qué tarde se queda de este año?
Una de las tardes más importantes para mí, por la importancia que supuso para mí moralmente, fue la de Leganés. Además me pude mostrar muy bien, en un momento clave. Me aportó la motivación y la confianza que necesitaba para seguir en ese camino. También me gustaría destacar las actuaciones de Vistalegre, Badajoz y Santander.