José Gómez Ortega, apodado como el rey de los toreros y conocido como «Joselito», «Joselito El Gallo»,»Gallito» o «Gallito Chico». Es el pequeño de los hermanos Ortega y el considerado como uno de los mejores toreros de toda la historia de la Tauromaquia haciendo este pasado año 2020, exactamente el 16 de mayo centenario de su trágica muerte en Talavera de la Reina.
A través de esta fecha, más que nunca hemos visto muchos homenajes dedicados a él, a su gloria y figura. Pero, ¿por qué un tema como este, el del centenario de la muerte de un torero hay que desmejorar a otros de su misma época y grandeza, hacer crítica y en caso discusiones?
Sí, desmejorar. Hablando así de Juan Belmonte, no entiende de razón que 100 años después se empiece el eterno debate de uno u otro de una manera confrontativa y desmesurada. No por el hecho de debatir, porque debatir es el gesto más democrático que hay en el cual expresas tu libertad y opinión, sino por prácticamente comenzar una guerra entre bandos y generalmente producido por las nuevas generaciones de aficionados.
Los dos fueron los toreros por excelencia de la Época de Oro de la Tauromaquia, cada uno con un estilo diferente sin tener nada que ver uno con otro. Como si hoy en día intentas comparar el estilo de toreo de Morante de la Puebla frente al de Roca Rey, dos tauromaquias completamente distintas que se encuentran uno en un extremo y el otro en el extremo opuesto. Pues algo así es lo ocurrido con Joselito y con Belmonte.
Joselito con una tauromaquia muy poderosa con la capa, la cual dominaba a la perfección en el que las verónicas, largas cambiadas y lances de rodillas eran habituales en su repertorio. Con la muleta su concepto era el de imponerse frente al toro, preferencia por el toreo al natural puliéndolo técnicamente hasta su fallecimiento, también le gustaba trastear por delante frente a los toros defensores, con falta de raza y bravura.
Y al otro lado Belmonte, el que se impuso los tiempos de parar templar y mandar. Con un concepto más profundo sorteaba las envestidas de los toros, con los pies asentados en la arena y componiendo la figura. Siendo así la base del toreo moderno, el que más adelanté Manolete lo rubricara toreando en redondo y con quietud hasta llegar a la Tauromaquia de hoy en día.
Dos toreros con capacidades extraordinarias y con formas distintas de cargar las suertes. Separándose y distinguiéndose en estilo y forma como: Joselito el toreo antiguo y Belmonte el inicio del moderno.
Cerrando este artículo quisiera reflexionar. ¿Por qué hay que aminorar por el hecho de no ser partidarios o seguidores de un torero? Lanzo esta pregunta debido a que es la conclusión que saco con este tema frente a lo visto entre afición en el último año a raíz del centenario de Joselito, casualmente. Te puede gustar más o menos un torero, tener tus preferencias y gustos, pero no despreciar al del extremo opuesto simplemente por estar al otro lado. En todo caso sentirse afortunado debido a la diversidad de estilos y formas que hay de expresar la Tauromaquia y más hoy en día. Dejemos reproches y acusaciones y valoremos al que se pone delante de la cara de un toro jugándose así la vida, no lo olviden.