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Fotógrafos Taurinos que marcaron época (I)

La fotografía taurina, ese arte a la par de importante que llevado a un segundo plano cuando se compara con otras modalidades relacionadas con el mundillo como la música o la pintura, es sin género de dudas, una de las áreas más prolíficas en cuánto a nombres claves. Sin el trabajo de los fotógrafos taurinos, muchas de las tardes icónicas que aún perviven en la memoria colectiva de los aficionados se hubieran perdido en el tiempo y las grandes publicaciones aparecidas a lo largo del siglo XX, hubieran sido un montón de escritos más. En esta primera entrega de dos que compondrán la serie, vamos a conocer el nombre de cuatro fotógrafos (dos de ellos padre e hijo) que centraron su producción en la primera mitad del siglo XX y que realizaron algunas de las instantáneas más reproducidas y famosas de los toros.

Torero fotógrafo. 1970. AGA
Torero fotógrafo. 1970. AGA

BALDOMERO Y AGUAYO: PADRE E HIJO EN LA VANGUARDIA DE LA FOTOGRAFÍA TAURINA

De entre todos los fotógrafos madrileños que dedicaron parte de su obra a la tauromaquia, Baldomero Fernández Raigón es seguramente el más importante. Había nacido en Jaén en 1886, residió con su familia algún tiempo en Barcelona, pero finalmente terminaron recalando en Madrid, donde Baldomero hizo carrera como fotógrafo, aunque antes probó suerte como novillero, todo hay que decirlo.

El mundo taurino le debe sus mejores instantáneas, puesto que, aunque trató otros temas de la actualidad del momento, sus fotografías de grandes faenas y momentos luctuosos como cogidas y toreros yacentes, le hicieron famoso en todo el mundo.

Jóvenes toreros en un pueblo de Madrid (Fotografía Baldomero, RABASF)

Introdujo en la fotografía a su hijo José Fernández Aguayo (que también intentó sin éxito emprender la carrera taurina) y firmaron muchas de sus obras como Baldomero y Aguayo. Durante la Guerra Civil, encontrándose ambos en Madrid, trabajaron como reporteros primero por su cuenta y luego para la Junta de Defensa.

El Archivo Rojo, creado por la Junta para conservar la memoria del cerco de Madrid, contiene muchas fotografías de padre e hijo. Probablemente por este motivo, al terminar la guerra les fue retirado el carnet de periodista con lo que les imposibilitaba para el trabajo en la profesión.

No lo recuperó hasta 1944, año en el que abandonó cualquier otra temática y se centró exclusivamente en el tema taurino hasta su muerte, en el año 1958.

De Aguayo (firmaba así sus fotografías cuando emprendió carrera en solitario), destacar también que trabajó mucho en el cine de la época y tuvo una profunda amistad con Buñuel, director de cine al que admiraba, y que marcó su carrera. Por este aspecto, recibió un Goya de la Academia de Cine por su trabajo fotográfico en el año 1987. La última etapa de su vida, le sirvió para consolidar y vender al Estado para dominio público el archivo de su padre creando el Archivo Baldomero y Aguayo con más de 25.000 piezas. Murió en 1998.

Una fotografía impensable en la actualidad pero que es una de las más célebres de Baldomero: el cuerpo sin vida de Manuel Granero en la enfermería de la antigua Plaza de Toros de Madrid (Fotografía Baldomero, 1922, Nuevo Mundo)

JUAN JOSÉ SERRANO: INSTITUCIÓN EN SEVILLA

Nacido en Arenas de San Pedro en el año 1888 y comenzado su carrera laboral en el mundo de la confitería, se inició en la fotografía con el crítico taurino Manuel Barquero y tomó sus primeras fotos en una plaza de toros asesorado por el reportero José Irigoyen de la revista Sol y Sombra. Sus placas impresionaron a Alfonso Sánchez García (el gran Alfonso), quien lo incorporó a su equipo en 1910 para trabajar en información general haciendo ambulancias. Desde entonces publicó en El Heraldo, El Liberal y Nuevo Mundo. En 1913 fue contratado por Prensa Gráfica, a las órdenes de José Campúa, con el que rodó películas para la firma francesa Pathé.

Su vida y obra cambió por completo en el año 1917, cuando la máxima figura del momento, el gran José Gómez Ortega “Gallito”, le convenció para que fuera su fotógrafo personal y se trasladó a Sevilla, ciudad en la que permanecería hasta su muerte. La idea de Joselito era realizar una película corta del homenaje a la actriz Margarita Xirgú, que finalmente no llegó a realizarse.

Juan José Serrano con el torero valenciano Manuel Granero (Fotografía Serrano, 1921, archivo del autor)

En la capital andaluza fue corresponsal de los diarios “La Tribuna”, “ABC de Madrid” y “Mediterráneo de Barcelona”. Además, también formó parte de la plantilla de “La Exposición”, “El Noticiero Sevillano” y “La Unión”, de este último incluso llegó a convertirse en su redactor jefe.

Fue amigo personal de muchos toreros, compadre de Manuel Granero y, entre sus fotografías más interesantes, se encuentra la del grupo de poetas de la Generación del 27, reunidos en la Cámara de Comercio con motivo del homenaje a Góngora organizado por el Ateneo a expensas del torero Ignacio Sánchez Mejías.

En 1929 ingresó en la plantilla de ABC y, ese mismo año, fue galardonado con la Medalla de Oro de la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Durante la Guerra Civil captó imágenes en vanguardia y retaguardia, siempre en el bando franquista, que le valieron la concesión de una medalla de guerra. Después de la contienda continuó su labor en ABC y colaboró en la revista taurina El Ruedo desde su fundación en 1944. Murió en 1969.

Su archivo, compuesto por más de cien mil negativos, constituye un legado de gran valor documental, ya que comprende medio siglo de historia en Sevilla y se conserva en la Hemeroteca Municipal Sevilla.

Joselito en la Monumental de Sevilla, fotografiado por Juan José Serrano (Fototeca Municipal de Sevilla, Fondo Serrano, 1918)Joselito en la Monumental de Sevilla, fotografiado por Juan José Serrano (Fototeca Municipal de Sevilla, Fondo Serrano, 1918)

FINEZAS: DE MOZO DE ESPADAS A FOTÓGRAFO REFERENCIA DE VALENCIA

Por último, vamos a hablar de un fotógrafo valenciano que, como en el caso de los dos anteriores, crearon escuela: Joaquín Sanchis Serrano «Finezas» (Antella, 1889 – Valencia, 1957).​

Desde joven frecuentó el mundo de los toros, gracias a su hermano Pepe, que era novillero. En esta época fue bautizado con el apodo de «Finezas», dado su elegante porte en el vestir, y sus finos modales. Empezó a actuar como mozo de estoques, y así conoció al torero Manuel Granero, con quien entabló amistad hasta su muerte en 1922. Tras el fallecimiento de este, Finezas decidió que nunca más iba a actuar como mozo de espadas y, colgó esportones y trajes para armarse con una cámara y comenzar a realizar instantáneas taurinas.

A partir de este cambio de rumbo en su vida profesional, empezó a realizar reportajes gráficos taurinos para algunas revistas, y se convirtió en uno de los fotógrafos de referencia en la Plaza de Toros de Valencia, destacando de ese periodo las instantáneas que tomó de Manolete.

Manolete inmortalizado junto a su automóvil por la cámara de Finezas

Posteriormente dejó de ser reportero taurino para dedicarse al reportaje fotográfico en general, y sus trabajos abarcaron temáticas más amplias. Durante la Guerra Civil, y por encargo de la CNT, realizó una serie de imágenes, de las que se han conservado cerca de mil negativos. Se trata de fotografías que ofrecen un valioso testimonio de la vida cotidiana en la retaguardia, en la Valencia republicana.

Su archivo se conserva en gran medida en la fototeca municipal valenciana.

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