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Fortes: «No cambiaría nada de mi trayectoria, volvería a disfrutar del camino y a vivirlo con la misma intensidad»

 

Saúl Jiménez Fortes supera con creces el manido dicho de que un torero es de otra pasta. Posee una gran fortaleza no solo física, sino mental que le permite reponerse pronto a todas las cicatrices que le ha causado el toro. Está curtido en mil batallas, pero es el peaje que hay que pasar para alcanzar la gloria.

Hace menos dos semanas sufrió un angustiosa voltereta en su plaza de la Malagueta. Aunque se descartó la fractura de pómulo, las secuelas de ese percance aún se reflejan en su rostro. Fortes confirma encontrarse bien de él porque «principalmente fue el susto del momento. El traumatismo, por el que durante una semana he tenido bastante inflamación, ya ha remitido. Solo me queda ese pequeño redame en el ojo que poco a poco va diluyéndose».

La cogida del astado de Núñez del Cuvillo le sobrevino tras firmar una faena firme, que se disponía a rematar. Sobre ello afirma que «lo último que recuerdo fue un pase de pecho de rodillas. En lo que he visto en imágenes, en otro pase de pecho de pie fue cuando el toro volvió la cara y me pegó una voltereta. Fue incluso con menos violencia que otras que he sufrido, pero con la mala suerte que me dio en ese sitio, que me dejó inconsciente».

«ese año de parón fue como un punto y seguido en mi carrera. Siento que mi toreo va dando pasos hacia adelante»

Esta era la temporada de su reaparición, ya que el diestro madrileño ha estado un año sin poder torear. Desde aquella tarde del 26 de junio en Madrid cuando un toro de Victorino Martín le rompiera «el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, con arrancamiento del menisco en forma de asa de cubo», hasta el pasado 18 de junio en Torrejón de Ardoz. Un tiempo en el su toreo ha alcanzado una mayor madurez. Para Fortes, «ese año de parón fue como un punto y seguido en mi carrera. Siento que mi toreo va dando pasos hacia adelante. Es fruto del buen trabajo previo a la vuelta a los ruedos. Durante todo ese tiempo tuve la vista puesta en el toro».

Muchos pueden pensar que debido a la dureza a la que se ha tenido que enfrentar, de poder echar la mirada atrás, el diestro no hubiera dado un paso al frente. Pero la realidad es bien distinta. Es contundente al señalar que «no cambiaría nada de mi trayectoria. Así ha debido de ser para bueno. Al igual que ha tenido mucho de dureza, también de aprendizaje y de felicidad. Volvería a disfrutar del camino y a vivirlo con la misma intensidad».

Pese a todos esos avatares, una de las recompensas que le ha dado su profesión es el poder sentirse querido y respetado en el mundo del toro. Saúl Jiménez asevera que «cada tarde noto el cariño del público y cada año que pasa, mucho más. Se ve en el apoyo; en la manera en la que se acercan los aficionados a ti; en el respeto con el que te piden una foto; en los buenos deseos que te lanzan para que todo vaya bien. Se agradece mucho ese cariño tanto de los aficionados como de los compañeros».

Tras el percance de Málaga, reapareció cuatro días después en Antequera junto a El Cordobés Javier Conde. Para él, «fue una tarde muy importante tanto en lo profesional como en lo personal. Tengo mucho vínculo con Antequera. Era la cuarta goyesca en la que participaba. Disfruté mucho toreando. Hubo un toro que le toreé como si fuera de salón y me reconfortó mucho. Mereció la pena el esfuerzo de hacer el paseíllo».

Una semana después, tenía que hacer frente a ese puerto de montaña que es Bilbao, pero un día antes se entretuvo en cortar dos orejas en la localidad guadalajareña de Sacedón. «Fue un día importante porque tuvo la repercusión de la televisión. Por la Macha-Media llegó a muchísimas personas. Se vio la dimensión de seriedad y madurez en la que me encuentro. Además, hubo un toro que me permitió torear con suavidad y pude triunfar, que también es importante».

No cabe duda de que la plaza de toros de Vista Alegre es muy importante en su carrera y, como el asegura, «es muy especial para mí y no solo por mi alternativa, sino que al siguiente año, en 2012, hubo una tarde con mucha épica. Siempre que voy a Bilbao lo hago con mucha entrega. A veces he salido a pie, pero otras, por la enfermería».

«En la primera faena al de Miura hubo momentos en los que se pudo ver el concepto que tengo»

Allí le esperaba un gran reto. Su segunda corrida de Miura en este coso y frente a dos especialistas en esta ganadería como son López Chaves y Manuel Escribano. Los de «Zahariche» sacaron su peor versión e imposibilitaron el triunfo de la terna. Fortes siente que «uno sueña con ir y triunfar en Bilbao. También a todos nos viene bien ese triunfo, pero es una plaza muy difícil. Con la corrida que se lidió, creo que tampoco pude estar mejor de lo que estuve. Estoy orgulloso con lo que hice, tanto con un toro como con el otro. En la primera faena hubo momentos en los que se pudo ver el concepto que tengo. Le puse torería a los quites y a los naturales; le tuve fe a los toros; tiré de recursos técnicos; estuve por encima de las circunstancias. Quería dejar claro no solo se viera el valor sino la solvencia y el dar un muletazo bueno a unos toros que no te lo permitían. Busqué soluciones toreras dentro de mi concepto. No se puede entender como una tarde lucida, pero cuando uno pone el corazón siempre tiene recompensa».

En cuanto a lo que resta de temporada, se muestra optimista y piensa en «seguir ahondando en mi toreo para que quien acuda a la plaza pueda emocionarse junto a mí. Aún así, la vivo día a día, sin expectativas pero con la máxima ilusión y el máximo compromiso».

 

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