Felipe Miguel Negret, con el tercero dejó varios momentos de interés. Más por su actitud, disposición y esa forma serena de entregar todo lo que tiene, que por la estética (aún por construir) o la técnica (aún por perfeccionar) de sus muletazos. Está verde, es obvio y se le nota, pero tiene la firme convicción de ser torero e hizo las cosas bien, pues su planteamiento de faena fue correcto, siempre bajando la mano, tocando con firmeza y tirando del utrero con decisión. Por eso, tras la efectiva espada, la oreja, aunque cariñosa, fue válida.
No le alcanzó el oficio para rascar alguna posible embestida del geniudo sexto, que se emplazó en los medios para arremeter con más genio que casta. Sin embargo, lo intentó hasta el final con dignidad y seriedad.
FOTOGRAFÏAS: William Cortés