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Treinta muletazos y una estocada de Daniel Luque en la tarde más gris de Victorino

La tarde nació torcida desde el mismo día que la anunciaron. Dos buenos toreros, muy del gusto del aficionado, pero cuyo tirón entre el público quedó en evidencia visto el aspecto que presentaba la plaza. El día del patrón merece otro tipo de apuesta. Con la de hoy, a todas luces insuficiente, se antoja muy difícil recuperar la fecha.

Para colmo, la corrida Victorino Martín fue más gris que nunca. Por su capa, pero sobre todo por deslucida, desigualmente presentada y vacía en el último tercio. Sólo el cuarto, con algo más de duración y empuje, se salvó de la quema a apenas dos horas de que ardieran todos los monumentos plantados en la ciudad del Turia.

El ambiente en la plaza dejó claro que el AVE había descargado en Sorolla un buen puñado de aficionados de Madrid. El ¡estás fuera!, ¡me aburro! o el ¡picador, ¡qué malo eres!, sonaron cuales hits musicales venteños conforme la tarde avanzaba hacia el precipicio del hastío.

 

Vamos a lo positivo. Los treinta muletazos de Daniel Luque al cuarto y la estocada con la que lo despenó, fueron el asidero. A ese victorino, el de mejor condición del encierro, lo vio pronto el sevillano, que se puso a torear muy despacio y muy bien apenas iniciada la faena. Dos docenas y media de pases, entre ellos una gran serie al natural, bastaron para cortarle una de las orejas de mayor entidad del abono. Y que no caiga tampoco en el olvido, es de justicia, el monumental par de banderillas que Iván García le recetó al sexto.

Abría el cartel Paco Ureña. Imposible su lote. La suerte sigue siendo esquiva al torero de Lorca. En los lotes… y hasta en las vueltas al ruedo. La herida en la ceja derecha daba fe del porrazo que sufrió el miércoles cuando un descerebrado le atinó de pleno con una bota de vino. Por cierto, que nadie olvide que esa vuelta al anillo la dio tras la faena de mayor verdad de cuantas se han hecho en el ciclo. Que se orienten los jurados. El apunte es gratis.

Así les hemos contado en TORETEATE, toro a toro, el festejo que cerraba la feria:

Muy en Saltillo el primero. Pitones mirando al cielo y sueltas las carnes. La tablilla marcaba un peso de 575 kilos que se justificaban con la alzada del Victorino. Derrotó en los burladeros con saña y Paco Ureña lo recibió por delantales ganando terreno hasta los medios. En el abroche con la media el toro se derrumbó. Y el público mostró su enfado.

Discreto un tercio de varas en el que se sostuvo. Brindó el torero de Lorca al público una faena que inició por alto y sin bajar nunca la mano a un toro de contadísimo poder pero mucha nobleza. Una serie de naturales, de uno en uno, citando muy en corto, fue con diferencia lo mejor. Un pinchazo arriba y una estocada desprendida lo dejaron todo en una cariñosa ovación.

Reponiendo pero humillando una barbaridad el segundo, Luque se lo sacó a los medios con autoridad y embebiéndolo en el capote. De reunidas hechuras, cumplió en los dos encuentros con el caballo.

Por el pitón derecho embistió arrollando en el inicio de faena de Daniel. De la raya para fuera mejoró algo su condición el toro, pero aún así fue muy costoso. Sabiendo siempre dónde estaba el torero y lo que se dejaba detrás en cada embestida, lo toreó el sevillano por ambos pitones con más voluntad que brillo. Labor medida y una gran estocada al segundo intento.

Los primeros tercios de la lidia al tercero se saldaron sin historia. Fue este un toro sin gracia alguna. Ni era toro para torearlo bien, ni para jugarse la vida con él. Sin entrega, con media arrancada insulsa, Ureña pasó demasiado tiempo tratando de meterle mano sin rédito alguno. Con la espada anduvo mal.

El cuarto abría más la cara que sus hermanos. Lo dejó Luque largo en el caballo y del encuentro salió perdiendo las manos. Se agarró bien El Patillas con él en la segunda vara y Curro Javier le sopló dos soberbios pares de banderillas.

Brindó el torero de Gerena al público, tratando de levantar una tarde que caminaba ya al borde del precipicio de la decepción. Algo bueno le vería. Y vaya si lo vio, pues le pegó 30 pases extraordinarios, por momentos muy despacio. Primero sobre la mano derecha, para atacar después al natural, de uno en uno, tragando alguna mirada de un toro que no fue de carril ni mucho menos. Una tanda final sin ayuda acabó de meter a la gente en la cuestión. La estocada, en el mismo hoyo de las agujas, valía por si sola la oreja, que fue concedida.

El quinto, de escaso trapío, fue protestado de salida. En el callejón se armó un lío entre las cuadrillas, al parecer por el error de Iván García, que afirmaba que ese toro era de Luque. Resuelto el asunto, no pasó absolutamente nada digno de mención hasta que Ureña montó la muleta. Fue este un toro que no descolgó nunca, que cuando se le exigía perdía las manos y que en la media altura medio pasaba. El diestro murciano, que a punto estuvo de ser volteado en dos ocasiones, dio la cara con él sin recompensa. Lo mató de primeras y saludó una ovación de un público que le estima.

Cerró la gris victorinada un toro más agresivo por delante. Daniel Luque lo quiso lucir en varas, tanto, que para el segundo puyazo lo dejó en suerte en los mismos medios. Borja Lorente, a caballo, estuvo mejor en la ejecución de la suerte que en la colocación de la puya. Con los palos, Iván García dejó el que puede ser el par de la feria. Monumental.

Fue este otro ejemplar muy deslucido, arrollando y sin atender de verdad a los chismes. Luque propuso y dispuso, pero el lucimiento a esas alturas de la tarde era ya una auténtica quimera. Sincero arrimón el suyo para abrochar una tarde que no pasará ni mucho menos a la historia de la plaza.

RESEÑA

hierro victorino martín

Plaza de toros de ValenciaEspaña. Última de la Feria de Fallas. Menos de media entrada. Toros de Victorino Martín, muy desiguales de presencia y de muy pobre juego salvo el cuarto. Noble pero al límite de las fuerzas el 1º, humillador pero nada fácil el encastado 2º, muy deslucido el 3º, con más ritmo el 4º, muy deslucidos quinto y sexto.

Paco Ureña (de sangre de toro y oro), ovación, silencio y ovación.

Daniel Luque (de celeste y oro), silencio, oreja y ovación.

Incidencias: Los toreros fueron obligados a saludar tras romperse el paseíllo. Se desmonteraron Juan Contreras y Jesús Arruga tras parear al segundo. Curro Javier tras banderillear al cuarto e Iván García merced a un monumental par al sexto.

 

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