Juan Ortega se proclamó triunfador de la última corrida de la Temporada de Verano de El Puerto de Santa María. Ribeiro Telles, Manzanares y Aguado pasearon una oreja cada uno. Así te hemos contado el toro a toro:
Abrió la tarde el rejoneador João Ribero Telles que colocó un rejón de castigo. Brindó a Álvaro Domecq, que se encontraba en la plaza. Logró templar a un toro que tenía movilidad al inicio, pero que se rajó pronto. Demostró mucho dominio de los terrenos, poniendo todo lo que le faltó al de Murube. Se dejó llegar mucho cuando estaba aculado en tablas. Espectacular fue los tres quiebros en querencia que realizó como epílogo. Medio rejón de muerte contrario y paseó una oreja.
Alto y serio, el segundo. Manzanares lo saludó por verónicas que remató con una media. Inició la faena a media altura sin obligarle. El «Juan Pedro» embestía sin clase y sin entrega. El alicantino intentó torearlo por bajo, pero se quedaba cortito. Por el contrario, a media altura salía rebrincado del muletazo. Una faena larga que no caló en los tendidos. Clavó una estocada arriba y fue ovacionado.
Juan Ortega recibió al tercero con un ramillete de verónicas templadísimas, para después quitar por delantales, con más despaciosidad aún, volviéndole los vuelos para rematar con una media. Los tendidos enloquecieron. En banderillas, saludaron Abraham Neiro y José Manuel Muñoz, que protagonizaron un buen tercio. El «Domecq» le regaló medias arrancas de forma irregular. El torero sevillano dejó detalles de su arte. Pinchó antes de clavar una buena estocada. Ovación con saludos.
Pablo Aguado volvió por sus fueros. Mostró su mejor cara, la que nos tenía acostumbrado. Rivalizó con Ortega con el capote, después de que esté cautivara al público. Pero Aguado formó un lío. Instrumentó las mejores verónicas de la Temporada de Verano. Lo llevó galleando por chicuelinas al caballo. Quitó por el palo clásico aliviando en mayor medida, recogiendo en remates. El sevillano cimentó la labor a media altura con dominio. El animal fue un mansito que fue a peor. Aún así, sorprendió por su gran actitud el torero. Mató de una estocada y cortó una oreja.
Manzanares le plantó batalla al quinto, un toro con transmisión pero muy complicado. Le costó encelarse en el capote, saludándolo por verónicas. El toro tomó las telas incierto y con brusquedad. El alicantino estuvo entregado sin descomponerse. En algunos momentos, pecó de ir atropellado. Firmó con una estocada y le premiaron con una oreja por el esfuerzo.
Ortega dibujó doblones muy toreros como prólogo a la faena del sexto, que fue de menos a más. Al «Juan Pedro» le faltó fondo para terminar de redondear. El sevillano plasmó una tanda muy buena enroscándose al toro al natural. La siguiente, aún más bella y con gran despaciosidad. El público se puso en pie. Su obra gozó de elegancia y cadencia. La sentención con un estocadón y cortó las dos orejas.
Cerró la noche el astado con más peligro del encierro. Aguado lo llevó al caballo hasta en dos ocasiones viendo que le iba a ocasionar muchos problemas. El sevillano mostró una gran disposición para solventar la papeleta que se había encontrado. Aguantó miradas y parones, viéndose cogido en varias ocasiones. Tenía una oreja en sus manos por su gran actitud, pero los cuatros pinchazos emborronaron su labor.
Plaza de toros de El Puerto de Santa María (Cádiz) . Sexta de la Temporada de Verano. Media entrada. Toros de Murube y Juan Pedro Domecq
João Telles, oreja.
José María Manzanares, (de corinto y oro), ovación con saludos y oreja.
Juan Ortega, (de tabaco y oro), ovación con saludos y dos orejas.
Pablo Aguado, (de verde esperanza y oro), oreja y ovación con saludos tras aviso.