El próximo domingo se producirá en Madrid un hecho sin precedentes. No será ningún partido político, sino la sociedad civil la que acuda a la llamada desesperada del campo en una manifestación de dimensiones históricas.
Porque si la situación ya era gravísima, con una España rural abandonada a su suerte, con una agricultura y ganadería que apenas pueden cubrir costes, y unas políticas medioambientales coercitivas que terminan por acelerar aún más la despoblación, la nueva Ley de Bienestar Animal terminará por asfixiar a unos pueblos cuyos recursos naturales quedarán sometidos al capricho de un Gobierno que, lejos de crear un marco de convivencia, hace del sectarismo su modus operandi.
Parecía difícil pero lo han conseguido. Gentes de toda escala social y condición unidas frente a un Gobierno al que ven ya como enemigo, y a una facción de éste, radicalizada e ideológicamente perversa, capaz de hundir todo un sector con tal de imponer su catecismo propagandístico. Y así, a caballo entre la ignorancia y la irresponsabilidad, todo lo que tenga que ver con nuestras costumbres, o sea, con nuestra cultura, va a ser atacado en una espiral peligrosísima, entre otras cosas porque no tendrá fin: la ganadería extensiva, la caza, los toros, las tradiciones populares… Van a por nosotros desde una Administración urbanita y mascotista que, sencillamente, nos desprecia.
Se calcula que unos 1.500 autobuses llegarán de todos los rincones de España. Por ponerles un ejemplo, sólo la Federación Andaluza de Caza ha costeado y organizado el viaje de 300 de estos vehículos que saldrán hacia Madrid. Y para tener la visibilidad necesaria, se ha instado a todos los cazadores a acudir con una prenda naranja.
Desde el mundo del toro, en cambio, sólo veo comprometidas a algunas personas de la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL), que participa en la organización del 20-M a través de Alianza Rural, entidad de un enorme peso específico presidida por Fermín Bohóquez. En el lado opuesto, el desinterés de la Fundación del Toro de Lidia (FTL) es descorazonador. Quizá fruto del egoísmo de sus responsables y al no atisbar en el 20-M rentabilidad directa, la FTL ha sido incapaz de arrimar el hombro en esta abrumadora movilización de la sociedad civil. ¿Cuántos autobuses ha puesto a disposición de sus socios y aficionados en general? ¿Y el resto de asociaciones taurinas, tanto de empresarios, como de toreros de oro y plata? ¿Para esto no van a alquilar ni un mísero microbus?
Obviaré ofrecer detalles del pequeño sondeo que he realizado estos días entre las gentes del toro, atrapadas por la desidia y sin que los órganos que los representan les hayan siquiera animado a movilizarse. La mayoría, por lo visto, tiene una ingente cantidad de trabajo precisamente este domingo, así que no estarán donde yo creo que debieran estar a partir de las 11 de la mañana.
Todavía estamos a tiempo: ya que nuestra visibilidad a nivel sectorial va a ser ridícula en la Manifestación del 20-M, por lo menos que nuestra conciencia individual se quede tranquila apoyando a la causa. El campo te necesita, y el campo bravo, también.