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De alternativas raras y curiosas en los albores de la Tauromaquia

Una de las cosas que más se critican de la tauromaquia en la actualidad es, seguramente, la monotonía y previsibilidad del espectáculo. Esto, de lo que siempre se han quejado los aficionados, ha sido siempre la tónica general, pero es verdad que en el siglo XIX y principios del XX, las corridas y novilladas eran más imprevisibles por carecer de tanta burocracia y leyes como en la actualidad. En este artículo, vamos a descubrir algunas de estos aspectos que, por su rareza, supusieron una auténtica sorpresa: algunas alternativas y confirmaciones nunca vistas.

Alternativa de Varelito de manos de Gallito (26 de septiembre de 1918)

 

ALTERNATIVA FUERA DE POSICIÓN

Cuando se anuncia una alternativa, todo el público sabe lo que presenciará, por ser una ceremonia que raro es el espectador que no haya visto alguna vez en su vida: al sonar los clarines para matar, saldrán al tercio padrino y discípulo; se quitarán la montera, se dirán unas palabras; aquél entregará a éste estoque y muleta; éste le colocará sobre el brazo izquierdo a aquél el capote; se estrecharán la mano o se abrazarán, entre los aplausos del público, y ya tenemos un nuevo matador en el escalafón taurino.

Pero el 7 de julio de 1857 fecha señalada para que Francisco Martín el «Corneta» recibiera la alternativa en Pamplona de manos de Julián Casas el «Salamanquino», con Domingo Mendívil de testigo, se cambió el orden, por considerar el padrino que aún no estaba preparado el que iba a recibir los galones de matador. En lugar de recibir los trastos en el toro primero, como era lógico y natural, Julián Casas se los cedió en el quinto, «Taldío», de Mazpule, para que observará algunos aspectos que le fue indicando a lo largo de la tarde.

ALTERNATIVA POR COMODIDAD

En el siglo XIX, las alternativas las concedían los matadores a las jóvenes promesas que llevaban en sus cuadrillas, ofreciéndoles la posibilidad de matar uno de los toros que le correspondía por sorteo. El 7 de junio de 1866 se celebró en Madrid una corrida con cuatro toros de don Justo Hernández y dos de don Mauricio Rosendo, para los espadas «Cúchares», «Gordito» y «Lagartijo». En esa corrida, el «señor Curro» presentó a su hijo, Francisco Arjona Reyes «Currito», que lo llevaba incorporado a su cuadrilla, y el público vio sorprendido como el padre no mató ninguno por no encontrarse ese día inspirado, y los dos que le correspondían se los cedió a su hijo, que, por cierto, tuvo un sonado triunfo. Con ello se dio el caso único en el toreo de ceder un espada los trastos en sus dos enemigos y luego no estoquear ninguno.

Al año siguiente fue doctorado en Madrid, el 19 de mayo, por su padre, acompañado de José Ponce-que sustituía a Cayetano Sanz-y toros del marqués de Ontiveros, y «Currito» sólo mató el primero, «Serranito», pues el sexto fue condenado a los perros de presa.

El torero Currito, grabado de la obra Anales del toreo (Biblioteca Nacional de España)

 

“CUATRODEDOS” NO CONFIRMÓ EN MADRID

Diego Prieto Barrera, anunciado en los carteles como «Cuatrodedos», había sido alternativado en Sevilla por «Currito» el 28 de septiembre de 1882 y, el 6 de mayo del siguiente año, fue a confirmar la alternativa en Madrid de manos del mismo torero y acompañados por «El Gallo», con un encierro de doña Teresa Núñez de Prado.

El lío, se montó cuando el padrino, decidió no cederle los trastos a Diego Prieto, excusándose al decir que, ya habiéndolo hecho en Sevilla, no tenía que volver a repetirlo, lo que causó una indignación general del público madrileño y por poco no hubo que dar por finalizada la corrida. Un caso parecido le pareció a Félix Velasco en 1901, pero al no tener este tan buen cartel como el anterior, el agravio le supuso no volver a torear en Madrid en toda su carrera.

El torero Cuatrodedos retratado por Beauchy

 

JOSELITO DOCTORÓ A DOS NOVILLEROS A LA VEZ EN MADRID

Uno de los casos más curiosos fue el que protagonizó el Joselito, pues fue el primer torero que doctoró a dos nuevos matadores en la misma corrida, concretamente a Varelito y a Dominguín. reses que se lidiaron pertenecieron a dos hierros. El primero y el sexto lucieron el pial de Salvador García de la Lama y el resto el de Juan Contreras. Los del primer ganadero, en cuanto a presencia, feo el primero y bien de hechuras el que echó el telón de la función. En cuanto a comportamiento, no dieron el juego apetecido. Los del segundo criador tuvieron la presencia de su encaste. Foguearon al segundo y el resto tuvo un comportamiento anodino.

El primer toro de la tarde, un negro zaíno de nombre “Flor de Jara”, se lo cedió Joselito a ‘Varelito’ y de nuevo tuvo que actuar Gallito de padrino en el segundo de la tarde, “Agujito”, para que ‘Dominguín’ ingresara en el escalafón de los matadores.

Anteriormente, dos novilleros, Rafael Molina Martínez «Lagartijo chico» y Rafael González Madrid «Machaquito», la recibieron también en un mismo día, el 16 de septiembre de 1900, en Madrid, dos espadas diferentes: «Mazzantini» y «Bombita», con los toros «Sardinero» y «Costillares», de Veragua;, y en esta corrida se dio el caso insólito de echar en suerte quién tenía que tomarla primero (caso parecido se vio mucho después en la alternativa de Litri y Aparicio en Valencia de manos de Cagancho), sin tener en cuenta que «Machaco» tenía más antigüedad como novillero que su compañero en el cartel anunciador; con grandes letras rojas, se cruzaban en aspa los nombres de los dos novilleros. El popular crítico «Don Modesto» fue quién sacó la suerte.

 

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