Antonio Machado decía en su famoso poema «caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar». Tal vez, es la definición perfecta de la trayectoria de Daniel Luque. Aquel novillero prometedor que llegó a Nîmes para doctorarse y de donde salió entre laureles con su nombre apuntillado en todas las grandes ferias.
Han pasado 15 años. Hubo piedras en esa senda, pero hora dicen de él que está en su mejor momento. «Eso es un tópico», apuntilla. «Cuando se atraviesa un buen momento se ha tenido que hacer un bueno trabajo previo. Esto no llega de un día para otro. Esto viene de lejos. Años en los que he intentado buscar el toreo y la forma que yo tengo que salir a la plaza, que es mi concepto. Cuando un toro me embiste bien intento sacar lo que llevo dentro y, cuando no lo hace, lo que hago es pasar la línea para que los triunfos lleguen a diario».
Con el paso de los años, el futuro alentador se tornó gris. Emprendió una travesía por un desierto en el que escasearon los contratos y las puertas, que en antaño se abrieron, entonces, echaban el cerrojo. Daniel afirma que «es agua pasada. Siempre que las cosas no salen, intento ir hacia atrás. Acordarme de los años en los que no toreaba, en los que he tenido que mentalizarme y prepararme como si toreara todos los días. Eso es lo que me ha servido para vivir lo que estoy viviendo ahora».
«Francia me hizo crecer, confiar en mí y no perder la moral ni las ganas de triunfar»
Durante ese impasse, encontró en Francia su refugio. Luque sentencia que «Francia lo es todo, junto con los sitios importantes que te dan ese paso para que puedas entrar en todas las ferias. A mí me hizo crecer, confiar en mí y no perder la moral ni las ganas de triunfar. Al no tener compromisos importantes, para mí Madrid era Francia entonces. Cuando aquí no tenía contratos, mi temporada se basaba allí. Le estoy muy agradecido. De hecho, maté seis toros en agradecimiento a lo que me han dado. A día de hoy, en Francia me siento muy querido y hago un esfuerzo cada vez que toreo».
Durante la recuperación de su sitio, la evolución y madurez de su toreo es patente. Reconoce que ha llegado a este culmen porque «es complicado remontar una carrera y el tener que marcarte una meta sin saber si vas a llegar o no. Vivir con incertidumbre es difícil. Cuando eres capaz de conseguirlo te sientes satisfecho y, también, agradecido a la gente que siempre ha estado ahí».
Una de las virtudes del torero sevillano siempre ha sido su forma de interpretar el toreo con capote. Más de una tarde ha puesto al público en pie con la pureza de sus verónicas. Sobre ello dice que «siempre he tenido facilidad. Eso te lo da Dios cuando naces. No sé puede entrenar, ni se puede buscar Aún así, cuanta más facilidad, más se tiene que trabajar para perfeccionar. A día de hoy estoy muy dedicado al capote porque no es fácil manejarlo».
«Ojalá continúe la racha y, que en los próximos compromisos, mantenga el mismo nivel o más»
La temporada 2022, entre otras muchas cosas, es la de su vuelta al circuitos de las grandes ferias. En todas ellas, los aficionados aguardan verlo con expectación. Y es que Daniel Luque no defrauda. Las actuaciones las cuenta por orejas y puertas grandes. «La temporada está siendo muy significativa para mí. Estoy puntuando en todos los sitios y en las plazas importantes, manteniendo una regularidad, que es lo que más me importa. Y sobre todo que se vea todos los días el nivel que quiero marcar. Ojalá continúe la racha y, que en los próximos compromisos, mantenga el mismo nivel o más».
Los éxitos llegaron desde el inicio de año. En su querida Francia, concretamente en el Coliseo de Arles, vivió una tarde para el recuerdo el Domingo de Resurrección. «Aldeano» de Victoriano del Río fue indultado por el de Gerena. «Torear en Francia, para mí, tiene una gran responsabilidad y ese día tenía doble. Entré por una sustitución notable de un torero al que habían cogido en Madrid, como era Emilio de Justo. Además, en un mano a mano con el maestro Julián. Para mí y, para todos los compañeros, es un espejo. En esos días hay que venirse arriba. Las cosas salieron bien. Pude encontrarme con un gran toro y lo disfruté».
Luque siempre dio la cara en Sevilla. Incluso, aquella polémica temporada en la que las figuras se cayeron de los carteles, él se echó la feria a cuestas. Pese a eso, por alguna razón, el triunfo esperado nunca llegaba. El 28 de abril la Maestranza sucumbió a su magisterio. Una tarde rotunda. Tres orejas de ley que pusieron sobre sus manos las llaves para cruzar la puerta que tanto anhelaba. «La Puerta del Príncipe ha sido un sueño cumplido para mucha gente que me quiere y que está detrás de mí. Hay muchos aficionados que se han alegrado de verdad. Pude verles las caras de felicidad. La gente quería que pasara eso y por un motivo u otro las cosas no salían, no pasaba. En algunos momentos clave la espada fallaba. Cuando lo consigues es muy bonito». Tanto para el torero y como para el hombre, ha significado mucho este día. «No suelo pensarlo mucho porque todavía tengo ese rescoldo de haber vivido esos momentos. La disfruté mucho. Encontré una paz interior. Como decir, ‘lo conseguí’ pero ahora queda mucho. Me marqué el objetivo de pasar la raya en Sevilla, que era una plaza que a mí me costaba mucho trabajo. Me ha liberado muchas tensiones».
«Fui a Madrid preparado para triunfar. No tuve suerte. Tengo una espinita»
El único feudo que se le ha resistido ha sido Las Ventas. Reflexiona sobre ello. «Madrid es muy complicado. Fui teniendo un nivel bueno y, si me embestía un toro, estaba preparado para triunfar. No tuve suerte. Tengo una espinita. Creía que este año podía triunfar. Esto es tan difícil y es un plaza dura, pero por eso es tan bonito cuando triunfas».
Su entrega y dominio se volvió a reflejar en Pamplona. Para muchos, aquella primera faena al toro de Ricardo Gallardo, era de dos orejas. Daniel se encontró con un placo insensible que ni si quiera asomó un pañuelo. Asevera que «las injusticias duelen. Aún así, no me quitó la felicidad un hombre que se sienta ahí arriba y que me juzga como él cree conveniente. Son sentimientos. Yo me pude encontrar muy a gusto con un toro de Fuente Ymbro. Ojalá, a él le sirva para que otra vez no juegue con los sentimientos de un torero que se juega la vida de verdad».
En unas horas hará el paseíllo en Huelva de la que manifiesta que «es una Feria muy importante. Es un sitio en el que a los toreros nos gusta torear. Espero que siga la racha y pueda cuajar un toro y sentirme en esa plaza tan torera». Un día después, será El Puerto de Santa María su siguiente parada. «Es muy especial. Es uno de los lugares que tenemos siempre marcado. Estoy anunciado dos tardes. Tengo la responsabilidad de triunfar. Intentaré por todos los medios dar motivos para seguir».
Casualmente, en estas dos fechas y en próximas está anunciado con Morante de la Puebla. Una figura que está marcando un listón muy alto y con la que está compartiendo muchas tardes. Asiente que «me motiva y lo disfruto. Me alimento de los toreros buenos. Me gusta verlos cuajar un toro. Intento mantenerme y seguir mi temporada hacia adelante. Todos los compromisos son importantes. La que menos te esperas puede ser la plaza que te puede levantar o la que te puede hundir. Hay que estar preparado».
Sobre lo que resta de año, solo pide que «lo que nunca nos acordamos y necesitamos todos es suerte. La suerte es muy importantes. Aunque a veces tengas tú que tirar para hacia adelante. Se necesita siempre ese toquecito y que los toros respondan».