Arrollador Roca Rey, en hombros con Francisco de Manuel que deja una buena imagen en su presentación en Castellón

Roca Rey y Francisco de Manuel en hombros. Esa misma instantánea que se produjo el pasado 12 de octubre en Madrid se ha vuelto a reproducir en su reencuentro en Castellón. El peruano pasó arrollando por La Magdalena, desorejando al segundo de su lote, mientras que el joven madrileño paseó una oreja de cada uno de sus oponentes. Otra cortó Castella del abre plaza, la primera de su campaña en Europa.

El quinto, noble pero descastado de Hnos. García Jiménez, con el que Roca Rey estuvo poderosísimo. Logró someterlo en un inicio de faena emocionante, con muletazos profundos. Cuando su oponente se sintió podido, se metió en sus terrenos con los pitones rozándole la taleguilla constantemente. Tras la estocada fulminante, paseó las dos orejas.

Hasta el centro del platillo se fue Roca Rey para saludar al segundo, de Olga Jiménez. En los mismos terrenos, inició el trasteo de muleta. El peruano se encontró con un animal con movilidad pero al que le faltó empujar hacia adelante. La sosería que rebosaba tampoco ayudó a que el contenido de su faena llegara a los tendidos. Lo más emocionante llegó en el epílogo, cuando Roca Rey se la jugó en un arrimón.

Sin fijeza saltó al ruedo el tercero de la divisa de Hnos. García Jiménez. Francisco de Manuel inició el último tercio de rodillas con total dominio. Una vez metido en la muleta, recetó naturales de mano baja, con despaciosidad y ligazón. Firmó la faena por manoletinas y una estocada en todo lo alto, que le varió para cortar un apéndice.

El sexto, de Hnos. García Jiménez, tuvo movilidad y emoción. Francisco de Manuel mostró una gran actitud y supo entenderlo desde inicio. Los mejores pasajes llegaron por el pitón izquierdo, naturales de bello trazo. Enterró la espada, pero precisó del descabello por lo que el premio quedó un solo trofeo.

A portagayola se fue Sebastián Castella para recibir a «Caramelo», de Olga Jiménez. Salió a su aire, pero diestro francés aguantó el tirón hasta recitarle el farol, pasando momentos de apuros después cuando hizo por él. Con la muleta, construyó una faena en la que el temple fue el protagonista, con un animal noble y enrazado. Fue prendido feamente en una serie de circulares. Concluyó por manoletinas en las distancias cortas. Tras una estocada y un descabello, paseó una oreja.

El cuarto, también de Olga Jiménez, fue un manso con peligro frente al que Castella construyó una faena de largo metraje. El torero francés tiró de valor para extraer muletazos en las cercanías. Hubo tandas meritorias. Tras una estocada si entera, el público pidió el trofeo, pero el presidente no lo estimó oportuno.