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Bomba a Miura: El famoso pleito que enfrentó a la ganadería histórica con el torero del momento

Por “el pleito de los Miuras” se conoce al sonado enfrentamiento que a finales de la temporada 1908 protagonizaron una serie de toreros, liderados por la máxima figura del momento, Ricardo Torres Bombita, y la ganadería con más historia de todas las que pastan en el campo bravo: Miura.

Ricardo Torres Bombita, en un retrato de estudio por Kaûlak

 

ANTECEDENTES

Tras la retirada de Rafael Guerra Guerrita a finales del siglo XIX y hasta la aparición en escena de Joselito y Belmonte, el peso de la transición entre estas dos gloriosas etapas recayó sobre los hombros de dos grandes toreros, que quizás hayan sido relegados a un segundo plano con el tiempo pero que les tocó lidiar con unos años de suma dificultad y en los que había que tener mucho oficio: Bombita y Machaquito.

El Guerra, como en todo, impuso su criterio y selección tanto en ganado como en compañeros de cartel y como su poder y mando eran inquebrantables, los ganaderos tuvieron que plegarse a sus exigencias para poder lidiar sus reses en las principales plazas y en los días señalados. Entre esas exigencias, como cualquier otra figura de la historia, entraba la de lidiar un tipo de toro más “cómodo” o que tuviera las características morfológicas que el genial torero cordobés pensaba que fueran más propicias para la lidia y triunfo.

Tras su última actuación, los ganadores hartos de exigencias e imposiciones, intentaron valer su condición como antaño e impusieron la selección de toros más grandes, bravos y fieros, para recuperar su glorioso pasado y su antiguo estatus.

Todo esto, desemboco en que, en el año 1905, se creara la Unión de Criadores de Toros de Lidia, por la cual los ganaderos tomaban fuerza ante los toreros, y como norma de cabecera en sus estatutos, era el compromiso de que cualquiera de ellos se comprometía a no embarcar sus toros para plazas regentadas por empresas que se plegaran a las imposiciones de algún espada de no lidiar alguno de los toros de los miembros de la Unión.

En estos años, muy duros para todos los matadores, los carteles estaban liderados por los toreros antes mencionados que, si bien fueron grandes toreros, no tuvieron en estos años el mando que otras figuras protagonizaron en épocas diferentes. Aún así, se intentó revertir la situación a finales de 1908

Los protagonistas de la transición: Bombita y Machaquito (Archivo BRM)

 

LOS TOREROS SE REBELAN: GESTACIÓN DE UN PLEITO

Cuando termina la temporada de 1908, los toreros hartos de los “abusos” por parte de los ganaderos de bravos, se reúnen para intentar hacer valer su posición y, capitaneados por el torero nacido en Tomares, (si bien se cuenta que el promotor pudo ser el banderillero Blanquito), acordaron pedir la suma de diez mil pesetas (aproximadamente el doble de lo que ganaban en ese momento los espadas de primera línea), en todas la corridas que lidiaran reses de Miura, pues fue la punta de lanza que tuvieron los toreros, esgrimiendo el argumento de que los toros de la legendaria ganadería ofrecían mayores dificultades para la lidia por ser más peligrosos que otras vacadas. A pesar de que ellos no lo dijeron, el motivo oculto de que fuera esta ganadería era que justo ese año, el presidente de la Unión no era otro que don Eduardo Miura.

La lista de toreros que aglutinó Bombita en lo que desde ese momento pasó a conocerse como “Pleito de los Miuras” no fue muy extensa, pero sí que tuvieron representación todos los toreros de primera línea: Rafael González Machaquito, José Claros Pepete, Manuel Torres Bombita III, Tomás Alarcón Mazzantinito, Manuel Rodríguez Manolete, Rafael Gómez El Gallo, Antonio Segura Segurita, Vicente Pastor, Antonio Moreno Lagartijillo, Cástor Ibarra Cocherito de Bilbao, Saleri y Cayetano Leal Pepe Illo.

Terminada la reunión, se constituye una contra-Unión a la que los toreros denominan Unión Taurina y lo hacen saber a la prensa y demás medios de información y propaganda de la época.

Alguno de los toreros que protagonizaron el famoso pleito, capitaneados por Bombita.

REVUELO GENERALIZADO: LOS AFICIONADOS NO APOYAN A LOS MATADORES

Como era de esperar, y así también lo desearon los toreros, el documento levantó el consiguiente revuelo, entre los profesionales del sector y especialmente entre los aficionados. La prensa especializada, muy prolífica en la época, aprovechó la situación y prácticamente a diario se encontraban artículos y entrevistas al respecto en las que participaron desde prestigiosos toreros retirados hasta empresarios; los personajes más dispares de todos los ámbitos aparecían en entrevistas y artículos haciendo comentarios y dando opinión, divididos en “miuristas” y “antimiuristas”.

Desde el sector que apoyaba a los toreros, se hacía hincapié en que la Asociación de Criadores de Toros de Lidia actuaba como una especie de mafia, ya que, además de imponer los toros de sus socios, en condiciones fijadas por ellos, a los empresarios que compraban toros de ganaderos no afiliados se les ponía una multa de 1.000 pesetas, y mientras no pagaran, los miembros de la Asociación no les vendían sus animales.

Los “miuristas”, integrados principalmente por los ganaderos de bravo y los aficionados en general, opinaban que el oficio de torero implicaba hacer frente a todo tipo de astados y que no porque una ganadería fuera más “difícil” que otra, se les tenía que compensar económicamente, al final, eran matadores de toros y como tales, tenían que actuar.

Con carácter extraordinario, y viendo que la situación se enquistaba, el Duque de Veragua celebró una reunión en su domicilio, y cerrando filas la flor y nata del campo bravo, se acordó que ningún ganadero de la Asociación, no lidiaría toros en los cosos regentados por las empresas que contratasen a los espadas que formaban el bando opuesto.

Tras esta jugada maestra por parte de los ganaderos, el movimiento torerista fue perdiendo fuerza y rápidamente lo toreros que lo formaban fueron abandonado el barco, hasta que, en febrero de 1909, claudicaron definitivamente. Bombita y Machaquito fueron los cabezas de turco de la historia y es por ello por lo que seguramente no hayan tenido el predicamento en la historia que merecen.

La “Batalla de los Miuras” queda en la historia como una de las mayores victorias de los ganaderos de bravo, que vieron como pocos años después, un genio llamado Joselito, volvió a monopolizar la tauromaquia y a imponer su selección en la cabaña brava, pero eso, ya es otra historia…

Los ganaderos fundadores de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, en el año 1905. En el centro de la imagen, vemos a don Eduardo Miura (Archivo UCTL)

 

 

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