La última de la temporada guardaba premio grande. Doble Puerta Grande. Roca Rey y Francisco de Manuel, que cortó tres orejas, triunfaron en el ruedo y saborearon el éxito. Descerrajado el quicio de la gloria, el portón tantas veces soñado, salieron en volandas. Laureles del Olimpo conocidos para el peruano, experiencia nueva, sueño cumplido por primera vez para el madrileño, que reventó Madrid al natural.
Entre gritos de ‘Torero, torero’, deseando todos tocar a los ídolos, a los dos héroes, vestidos de gloria y oro, ambos fueron llevados por una marea humana, un gentío irrefrenable, que los arrastró en pleno éxtasis calle Alcalá arriba.