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Agustín Montes: «La gente ha salido contenta y yo también, pero quiero más»

El ganadero de Montealto hace balance de la gran novillada que lidió ayer en Valencia y lamenta los fallos a espadas que lastraron el éxito de la terna.

Los novillos de Montealto fueron los escogidos para protagonizar ayer domingo el festejo que cerraba la Feria de julio de Valencia. La divisa madrileña lidió un buen encierro en líneas generales, de intachable presentación y con el que Isaac Fonseca, con una entregada actuación, fue el único de los novilleros anunciados que logró cortar una oreja.

En declaraciones a TORETEATE, hemos podido conversar con el ganadero Agustín Montes. Este nos ha comentado sus impresiones de la tarde: «Ha habido muy mala suerte con la espada, si hubieran matado se podrían haber cortado cuatro o cinco orejas. La novillada ha tenido mucha bondad, ha sido noble…; ha habido de todo. Bajo mi punto de vista el segundo novillo era de vuelta al ruedo y muy serio; el Niño de las Monjas ha estado muy bien con él, la lástima es que no lo ha matado bien. Por lo que hace al primero, si le mete la espada Fonseca estamos hablando de otro triunfo importante, creo que ha sido un muy buen novillo. Con el tercer y cuarto novillo podría decir exactamente lo mismo, han sido buenos pero los chavales han fallado el entrar a matar. Y, por último, el sexto nos ha engañado; era un toro de buena hechura pero, al final se ha acobardado un poco y, bajo mi punto de vista, no ha servido, no es lo que yo quiero. En general, la gente ha salido muy contenta y yo también, pero quiero más».

Agustín Montes declaraba también cuáles fueron, en su opinión, los ejemplares que más habían destacado: «Para mí los mejores toros han sido el segundo y el quinto, extraordinarios. De ellos destacaría su humillación, seriedad, la bravura… Han sido dos toros que son los que buscan tanto los ganaderos como los toreros».

Por último, nos hablaba acerca del hecho de que no se hubieran podido cortar más orejas a causa de la mala suerte con la espada: «La novillada ha sido de, por lo menos, cinco orejas y la espada ha sido quien ha traicionado a los toreros y también a mí. Ese hecho me repercute porque, pudiendo haber cortado más orejas, solo se ha cortado una y me siento un poco fastidiado, sobre todo por ellos, que se han puesto delante y necesitan los triunfos para seguir creciendo en la profesión».

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