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A la espera de Aguado

El sevillano regresa a los ruedos este sábado en Illescas (Toledo) después de meses trabajando en la rehabilitación de su rodilla; Empieza una temporada clave en su carrera

Pablo Aguado trenzará este sábado en Illescas un paseíllo que jamás olvidará. La larga lesión de rodilla que le dejó fuera de juego en el largo San Miguel del 2021 por fin parece superada. Sus sueños e ilusiones se quebraron en un chasquido. El trabajo silencioso del invierno dará sus frutos en una corrida de desbordada expectación junto a Morante de la Puebla y Roca Rey. Hace un mes que se agotaron las entradas.

La recuperación física trajo como consecuencia la rehabilitación torera. Toreteate fue testigo de una jornada de campo en la que se reencontró Aguado con las sensaciones y con las embestidas. La armonía incorrupta, la elegancia innata.

Precisamente en Illescas cuajó una soberbia faena en 2020, unos días antes de la pesadilla sobrevenida, ante un sobrero de Daniel Ruiz. Qué forma parar el toreo en cada embroque. La afición le espera porque desde su Puerta del Príncipe en 2019 el toreo ha dado un giro de 360º. Ahora se percibe ese toreo de otra forma, se le da el valor que durante un tiempo estuvo olvidado. Hay ganaderos que hablan de nuevas búsquedas pensando en ese tipo de toreo, de corte artista. La corriente de interés por el toreo puro ha estado acompañada por la reinvención de Morante, por la consolidación de Diego Urdiales y por la revelación de Ortega.

La reaparición de Pablo Aguado cuenta con la ventaja de que el aficionado tan solo espera una cosa: que sea él mismo. No tiene que reinventarse, ni darle una vuelta de tuerca a su toreo, ni buscar lo que no siente. Aguado vuelve para ser como es, con la sencillez que caracteriza sus formas, con su naturalidad.

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